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ciencia y arte
COG 1937

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12 de Septiembre, 2015 · LITERATURA



“Nos informa la doctriz que la directriz de la escuela es asidua lectriz de la famosa escritriz Fulana, misma que es autriz de varios libros; como es su ferviente admiratriz ha decido ser promotriz de sus obras.”

Apegándonos estrictamente a las reglas gramaticales no sería difícil encontrar párrafos semejantes al anterior dentro de la literatura, tanto culta como popular. Sin embargo, nunca encontraremos algo así y, lo que es peor, si me atreviera a decirle a una egresada de la Facultad de Medicina. “Usted es una doctriz”, seguramente me contestaría de muy mal talante:”Doctriz será la mas vieja de su familia”.

(En este momento observo que la computadora en que estoy escribiendo comienza a soltar humo mientras el corrector ortográfico se revuelca angustiado entre los bits y los bytes. Prefiero ignorar las correcciones que me sugerirá la maquinita, como ductriz por doctriz o erectriz por lectriz, y sigo adelante).

Pertenezco a una generación que pasó su niñez chupando pirulís, pero ningún miembro de la misma está dispuesto a reconocer que comía pirulíes y, mucho menos, que al ir a dormir los dejábamos en los buróes.

El motivo de estas reflexiones sobre un par de reglas gramaticales que casi nunca se cumplen, es el furor que provocan los internautas y feisbuqueros entre las personas que dicen escribir bien y que se indignarían si llamara actora a una mujer que hace teatro (profesionalmente, por supuesto) pero hablan con toda naturalidad de doctoras, directoras, etc.

¿Qué es escribir bien? ¿Qué es hablar bien?

Comenzaré refiriendo una anécdota personal. Al iniciar el ciclo escolar de uno de los años de mi secundaria, acudí a la librería a comprar los libros que necesitaba. El librero trajo algunos y, mientras juntaba los demás, aproveché para ojear los que tenía en frente. Entre ellos destacaba el Cantar del Mío Cid, joya indiscutible de la literatura española, por lo que inmediatamente me enfrasque en su lectura, ávido de conocimientos. Cuando regresó el librero, le pregunté con ese candor que caracteriza a la adolescencia. “¿No lo tiene en castellano?

Es indiscutible que si digo “Et fose et y en llegándose cabe los frambueses y dixo de aquesta manera. ¡Cosas veredes!” estoy hablando en un castellano purísimo (quizá un poquito “demodé”), pero ¿alguien me entiende? ¿Es correcto llamar espinilleras a las grebas de los futbolistas o decir que las mujeres usan mediascalzas de nylon o de seda en una época en que las calzas completas se han convertido en pantimedias?

Los idiomas evolucionan. Vivimos un proceso de cambio constante en el que aparecen nuevos objetos, nuevas acciones, nuevos conceptos a los que hay que identificar con un nombre. Hay que inventar palabras. Para que todos nos entendamos, hay que establecer normas y estas se deben cumplir. Pero ¿que tan estrictas e invariables deben ser? ¿Quién debe determinarlas?

Es muy peligroso dejar el idioma en manos de floor managers que pasaron directamente del chichimeca al spanglish sin tocar siquiera el tejano, ese idioma que recuerda ligeramente al inglés y de cuyo dominio se enorgullecen los súbditos del Imperio que habitan en el patio trasero.

También es muy peligroso exponerlo a los caprichos de esos merolicos de lujo, pomposamente llamados Publicistas, encargados de promocionar las promocionaduras que encuentren a su paso con la única condición de que sean bastante promocionosas y ¡sobre todo! que dejen billetes. Lo mismo promocionizan un brebaje mágico que te hace adelgazar 40 Kg en media hora (en dos meses La Tierra sería el paraíso de los hermanos Montgolfier y todas las aerolíneas habrían quebrado) que los beneficios que obtendrás votando por un grupo de bondadosos depredadores cuya única intención es saquearte, desangrarte y utilizar la ley para protegerse si se te ocurre protestar, o las innegables ventajas de tener un gimnasio portátil que puedes meter, con todo y alberca olímpica, debajo de la cama. Lo único que no PROMUEVEN y nunca PROMOVERÁN es la ética, pues no es autosustentable, es decir: no deja lana, feria o pachocha..

Por eso me niego rotunda y categóricamente a APERTURAR las puertas y ventanas que siempre he abierto y seguiré abriendo.

Y también me niego rotunda y categóricamente a OFERTAR una taza de café o un vaso de agua a quienes me visitan. Prefiero ofrecerles una copa de vino o unas galletitas.

No se piense por esto que soy un intransigente enemigo de todos los cambios. Los idiomas evolucionan y es necesario actualizarlos; pero con un sentido crítico, analítico, que sirva para mejorarlos y no para destrozarlos. No es necesario exhibir nuestra ignorancia deformando palabras para inventar una que ya existe.

No estoy muy convencido de mantener una letra tan inútil como la Q, que solo puede salir a la calle acompañada por la E o la I y siempre bajo la severa mirada de doña U, esa celestina, chaperona o carabina que la sigue a  todas partes, por lo que no me desagrada la idea de substituirla por una K, pero la violación sistemática de todas las reglas ortográficas resulta preocupante. Por eso me uno a la preocupación de todos los preocupados por el buen lenguaje.

Después de todo, las reglas gramaticales son sencillas y congruentes. Para demostrarlo transcribo a continuación parte de una conversación entre un niño que está aprendiendo a leer y un adulto que lo corrige. Hay algunas palabras altisonantes, pero ya sabemos como es la juventud descarriada de estos tiempos… Igual a la de antaño.

-Ku erida mamá-

-Se dice querida-

-Pero aquí hay una u-

-La u no suena-

-¿No? ¿Y como dices tururú?-

-Bueno, suena pero no si va después de una q.-

-¡Ah!. Sigo leyendo: Gu errero.-

-Se dice guerrero. Detrás de la g tampoco suena.-

-¿Está afónica? ¿La castigaron?-

-Así son las reglas de la gramática.-

-Ya entendí. ¿Pedo seguir leyendo?-

-Ahí si suena…-

-Y apesta.-

-Me refiero a la u. Se dice puedo.-

-Pinguino.-

-No es pinguino, es pingüino.-

-Pero la u va atrás de una g y tu dijiste…-

-¡Ah! Pero en este caso la u lleva diéresis.-

-¿Qué es eso?-

-Esos dos puntitos encima de la u.-

-¿Estos?. A ver… tienes razón, no se quitan. Yo pensé que eran caquitas de mosca. Casi no se ven. Entonces si le pongo banderillas, como en las corridas de toros, la u suena. Lógico, las banderillas deben doler mucho. Bien, ahora puedo escribir qüerida mamá y hacer que suene la u.-

-No. No. No. La diéresis solo se usa en la u después de la g. Con ninguna otra letra ni antes ni después.-

-¿Con ninguna letra? ¿Por qué? Se vería muy bonita encima de una a, por ejemplo. O sobre una s; parecería una víbora con corona; muchas reinas podrían tomarla como su símbolo… y muchísimas que se sienten reinas también. Bueno, al menos ya se como se escribe güevo, con diéresis.-

-No. Güevo se escribe con h, no con g. Y no lleva diéresis.-

-¿Con h? ¿Cómo husano?-

-No. Gusano es con g. Se dice gu sano...-

-¿Aunque esté enfermo?-

-…Pero no se dice gu evo sino hu evo. Por eso es con h. La h no suena.-

-¿Y porqué todos dicen gu evo en lugar de hu evo?-

-Eso solo lo dicen los ignorantes. Los que sabemos hablar decimos hu evo.-

-Pues yo solo conozco ignorantes. ¿Estas seguro de lo que dices?-

-¡A güevo que sí!-

¿Y güey? ¿Va con diéresis o con h?

Con b de burro.

¿No se escribe con b de buey?

Así se dice. Hay b de burro y v de vaca.

Me parece justo considerando que la vaca hubiera sido la esposa del buey si éste no hubiese tenido ese ligero accidente. ¿Cuál es la diferencia entre los dos bes?

La b de burro es b grande; la otra, b chica.

-¿Así?:

Vurro       bACA-

-No exactamente-

-A Güstavo Gütierrez le güsta…  ¿dices que la h tampoco suena?-

-Así es. Es muda. Nunca suena.-

-¡Ah cingaos! Eso no lo sabía. ¿Ni siquiera hace señas? ¿Algún gesto?-

-Nada. Total y absolutamente muda.-

-Quizá si le ponemos una diéresis… podría hacer algún ruidito; un chasquido, al menos.-

-No insistas con la diéresis. Déjala en paz. Solo se emplea como te dije.-

-Pero es que me da mucha pena. Tan solita, sin nada que hacer. Tanta ociosidad es mala para la salud; va a engordar. Debería hacer como la h que es muda, que no sirve para nada, pero ahí está de metiche en todas partes, enredando todo… Bueno, seguiré leyendo: Fui a la tienda perro estaba cerrada.-

-Se dice pero, no perro.-

-Pero esta letra se llama “erre”.-

-La r tiene dos sonidos: uno fuerte como en perro y otro suave como en pero. Por eso muchos dicen que debería llamarse “ere” y no “erre”.-

-¿Y como sé cuando es pero y cuando es perro?

-Muy fácil, si el sonido es débil pones una “ere”, si es fuerte pones dos “eres”.-

-¡Sencillísimo! Ya puedo escribir rromance, amorr, rrana…-

-No. No. Cuando las palabras comienzan o terminan con r el sonido siempre es fuerte y no se ponen dos “eres”, solo una.-

-Eso que dices es una brroma ¿Verrdad Enrrique?-

-No. Tampoco se ponen dos “eres” cuando la letra anterior (como en broma) o posterior (como en verdad) son consonantes.-

-O sea que la dichosa letrita solo suena suave si la pongo solitaria entre dos vocales.-

-Algo así.-

-Entonces, por mayoría aplastante de votos se llama “errrre” y no “ere”. ¿Qué opinas de ponerle diéresis a la “errre” cuando suena “ere”?-

-(………)-

-¡Mira! Aquí hay una n con diéresis. ¡Me estabas engañando! Y además la diéresis ya engordó. Tenía que suceder, por no salir nunca a la calle.-

- Eso no es una diéresis, es una virgulilla.-

-¡Sin albures!.-

-También recibe el nombre de macarrón, rulito, vírgula o epicema y la letra no es una n sino una letra independiente, diferente.-

-¿Cómo se ñama esta letra?-

-“Eñe” Por cierto, hace unos años la quisieron desaparecer.-

-¡Cono! ¿Porqué?-

-Para reducir los costos de los fabricantes de computadoras. Alegaban que en otros idiomas la combinación “gn” suena igual; como cognac, que se pronuncia coñac.-

-Diañostico, mañífico, ¿Alejandro Maño era aragonés?, coñoscitivo, in-coñito… ¿Dices que “in” significa: dentro de?-

-Finalmente abandonaron la idea.-

-Pos que bueno.-

-No se dice pos.-

-¿Cómo se dice?-

-Pos pues; evidentemente.

La conversación continua, pero nos basta con lo expuesto hasta aquí para demostrar claramente la congruencia y sencillez de la gramática. No existe, pues, ninguna razón para no cumplir estas leyes y escribir con una magnifica ortografía. ¡Me adhiero a los defensores del lenguaje!

 

 

 

 

 

En última instancia tenemos el recurso del corrector ortográfico de la computadora, que nos permite escribir bien sin necesidad de dilapidar nuestro tiempo en estudiar gramática. Es sumamente útil. Por ejemplo, si escribo “erida” como consecuencia de mi bajo nivel cultural, el corrector acude presuroso a señalarme la falta y me da una copiosa lista de palabras para subsanar mi error: erada, árida, ercida, elida, égida, erija, eriza, reída, ería. Aunque, como no me da ninguna orientación sobre la palabra adecuada, tengo que escoger alguna al azar, quedándome la duda de si un paramédico de la Cruz Roja podrá curarme la égida o la erada.

Eso que todos sabemos respecto a los cuadrados de los catetos y las hipotenusas es el famoso TEOREMA DE PITARROSA. He tenido largas pláticas con mi computadora tratando de convencerla de la posible existencia de un antiguo matemático griego que, al parecer, hizo un descubrimiento semejante; pero la mía es una computadora de ideas firmes y no se deja engañar.

Quitando algunos pequeños detalles, como los anteriores, el corrector es una herramienta invaluable para escribir correctamente. No obstante me preocupa su miopía, que le impide ver mas allá del último sustantivo. Si tecleo “el conjunto de bailarinas está formado por…” no puedo terminar la oración pues el corrector salta furioso y me corrige “el conjunto están formadas…”

Hay un misterio que me intriga sobremanera. Algunos días el corrector amanece de buen humor y se dedica a poner las mayúsculas, puntos, comas, acentos, diéresis y demás sin que yo se lo pida, ¡hasta corrige mis faltas de ortografía!.  En otras ocasiones no lo hace. ¿Porqué?. Algún día iré a Catemaco o al Vaticano para que me expliquen este arcano.

Lo que sí hace siempre es verificar que la palabra después de un ENTER empiece con mayúscula, pues ENTER equivale a un punto y aparte. Esto es de gran utilidad cuando, por ejemplo, escribes sobre física y empleas la “V” para referirte al volumen y la “v” para la velocidad; si escribes una ecuación para la última y, para resaltarla en el texto, la pones en un renglón separado, el corrector corre presuroso a corregirte, gracias a lo cual tus futuros lectores sabrán que el volumen de un cuerpo es el resultado de dividir su distancia a no se sabe donde entre el tiempo que tarda en recorrerla.

 Quizá por esto, algunos opinan que el corrector ortográfico es el equivalente a lo que, refiriéndose a humanos, se designa como un pendejo con iniciativa. Pero esta es solo la opinión de algunas personas enemigas del progreso.

 

No obstante, hay algo que me preocupa mas que la ortografía: la falta de lógica de la que hacen alarde los internautas y a la que no prestan atención los puristas. No me refiero solamente a las faltas de sintaxis (la sintaxis es la lógica del lenguaje) como confundir el modo condicional con el subjuntivo o decir. “Ustedes estáis”; sino a expresiones que denotan una evidente carencia de riego sanguíneo en el cerebro. Comparemos, por ejemplo, estas dos oraciones: “Boi a aser una ciya”, “Voy a ser una silla”.

La primera contiene el mayor número de faltas de ortografía por kilometro cuadrado que se pueda concebir, pero no hay duda que quien la escribe tiene perfectamente clara la intención de fabricar, elaborar o construir un objeto que sirve para sentarse.

En la segunda no hay ninguna falta ortográfica. Sin embargo, puesto que el autor de la oración no se refiere a futuras reencarnaciones, debemos suponer que se trata de algún hecho milagroso, algún portento extraordinario en el que, si no intervienen todos los dioses, ángeles, demonios, hadas, duendes y trasgos esparcidos por el mundo, al menos debe existir la intervención de extraterrestres dotados de formidables poderes mágicos. Aunque, después de todo, no es demasiado sorprendente; si un alcornoque puede transfigurarse en ser humano no resulta tan inverosímil que vuelva a su estado primitivo convertido en silla.

Este tipo de errores puede ser sumamente peligroso. No es lo mismo “Voy a hacer la comida” que “Voy a ser la comida”, sobre todo si estamos entre caníbales.

Hay quienes, cuando viajan, escogen el asiento de la ventana para hirviendo el paisaje. Y es frecuente confundir “a ver” con “haber”.

Otro ejemplo: “Habeces como en esa fonda”. ¿Comes habeces? ¿Qué son las habeces, algún guiso hecho con habas, una especie de fabada?.  Lo que resulta evidente es que la sopa de letras no es la especialidad de la fonda.

Mas preocupante que las faltas de ortografía es que se llegue al disparate al exponer una idea. Es fácil corregir la ignorancia, pero no la oligofrenia

Hay que distinguir entre las burradas obvias como las anteriores y las reflexiones lógicas a las que conducen algunas expresiones de nuestro lenguaje cotidiano: “No hay nadie; entonces hay alguien”. “No tengo nada; entonces tienes algo”. “No está ninguno; entonces alguno esta” Mis conocimientos de lingüística no alcanzan para determinar la razón por la que debemos olvidar que la negación de una negación es una afirmación, por lo que no voy a opinar sobre si es lógico o no decir “hay nadie”, “tengo nada”, etc. Sin embargo no podemos negar que las teorías sobre el tema obedecen a razonamientos coherentes y bien estructurados.

En ocasiones la lógica es impecable pero parte de una apreciación incorrecta, como la moda de pedir vasos CON agua. En una ocasión, para atender a una solicitud de este tipo, tomé un gotero y deposité tres hermosas gotas de agua en un vaso. Ignoro el motivo por el que el solicitante, indignado, me insultó soezmente.

 Pedir un vaso con agua y solo beberse el agua es como pedir un Chateaubriand con salsa chimichurri y dejar toda la carne en el plato.

No obstante, en la mayoría de las ocasiones no se comen el vaso. Quizá porque el vidrio molido es bastante indigesto o porque es muy laborioso masticar el aluminio.

Esto me lleva a cavilar sobre el mal servicio que se da en los restaurantes; nunca preguntan: ¿Su vaso lo quiere “well done” o termino medio?. Tampoco he oído algo como: “Le recomiendo la especialidad de la casa: los vasos de aluminio a las brasas, preparados personalmente por nuestro chef según una antigua receta traída del París de la Francia”.

El error está en pensar que lo que queremos consumir es un vaso y no tomar en cuenta que, en realidad, lo que necesitamos es cierta cantidad de agua que calme nuestra sed y que esa cierta cantidad de agua es, aproximadamente, la que cabe en un vaso de dimensiones normales, aunque existan vasos de diversos tamaños; si esta cantidad no es suficiente podemos beber el contenido de varios vasos. Estamos hablando, por lo tanto, de una medida de capacidad o contenido, cuya unidad en el Sistema Métrico es el Litro.  Si queremos ser rigurosamente exactos en el lenguaje, lo correcto es pedir doscientos cincuenta y cuatro punto setenta y dos mililitros de agua servidos en un recipiente apropiado que puede ser un vaso, una jícara o una palangana, sin importar el material de que está construido. Como ninguna persona, en su sano juicio y en pleno uso de sus capacidades mentales, se preocupa por llevar la exactitud a límites tan extremos, nos conformamos con dar medidas aproximadas basadas en cierta normalidad, como medir en pasos una distancia o llamar alto a un sonido que sobrepasa la cantidad de decibeles que consideramos normales. Al hablar de capacidad utilizamos medidas aproximadas como manojo (cantidad que cabe en una mano) o puño (cantidad que cabe en un puño) y así nos referimos a un pellizco de sal sin pensar en las diabluras que podría cometer un paquete CON cloruro de sodio en las horas pico del Metro de la ciudad de México, sobre todo si aborda ilegalmente un vagón exclusivo para damas. O a una taza de harina, una botella de vino, una cuchara copeteada (¿de que tamaño es el copete?), una caja de galletas, un plato de lentejas, etc.

Si pido un caballito con tequila ¿me servirán un poni alcoholizado? ¿Debo usar fuete y espuelas para tomarlo?

Tarea para reflexionar: ¿Qué es una mano de pintura? ¿Es mas correcto decir mano con pintura?

Aunque la teoría del vaso con agua sea incorrecta, obedece a una lógica; razón por la que no me preocupa si beben vasos de agua o comen vasos con agua.

En otras ocasiones la gente es víctima de un exceso de meticulosidad, de un puntillismo enfermizo. En  una ocasión pregunté en una tienda:

-¿Cuánto cuesta este disco?-

-Eso no es un disco, es un “si dí”-

Tras meditar un rato llegué a la conclusión de que el dependiente no había dado nada, aunque él afirmara que “si dí”. Pensé entonces de “si dí” podría tener algún significado que yo ignoraba. Vino a mi mente el recuerdo de Sidi Hamet Benengelí que cita Cervantes en El Quijote y recordé que sidi, en árabe, es señor y por contracción se transformo en Cid, como en el caso de Sidi Ruy Diaz de Vivar.

Puesto que no me parecía que el mentado disco tuviera aspecto de señor con chistera, bastón y todo lo demás y, menos aun, que Castilla se fuera ensanchando al paso de su caballo, pregunté:

-¿Qué significa “si dí”?-

¿No ve? – respondió despectivamente mientras señalaba unas letras en la caja del disco.

-C.D. ¿Dos letras?-

-¡Ah! Además ignorante. ¿En que ranchería vive?-

-En una con 17 millones de habitantes...-

-¿No sabe hablar inglés? – interrumpió francamente molesto

-Un poquito; se decir yanquis go…-

-¡Por eso no progresa! ¡Vergüenza debería darle!.  Estas letras no son letras, son un logo y se pronuncian “si dí”, ¡“SI DÍ” ¿Queda claro?-

-¡Ouuh yeeaaah! – conteste para tranquilizarlo, aunque en el fondo persistía mi duda de que posiblemente se refiriera a la colecta de la Cruz Roja.

-¿Las letras que no son letras pero que son logo significan algo? – Inquirí mientras me encogía ante la indiscutible superioridad cultural del dependiente.

-¡Claro! Significan Compact Disc y para que lo entienda, ya que no sabe inglés, en su dialecto se dice Disco Compacto.-

-Pero el hecho de que sea compacto no le impide ser disco ¿O si?-

-Por supuesto que no – dijo feliz por haberme sacado de mi ignorancia – Estamos en un país libre y los discos tienen derecho a ser tan compactos como quieran.-

-Me llevo el “si dí”-

-Muy bien. ¡Susana! Facturizale al señor este “si dí”, es una marcha militar: El Regimiento de Caballería de las Gualquirllas cantado por un tal Guajner.

Salí a la calle convencido de lo incorrecto de traducir el logo y escribir D.C. pues algunos ignorantes pensaríamos que significa Después de Cristo. Me prometí no volver a confundir un disco con un “si dí” y me alejé lamentando no haber tenido la osadía de preguntar cual es su diferencia con un “dividí”, pues, a pesar del nombre, tengo entendido que éste no sirve para hacer operaciones aritméticas

La meticulosidad es importantísima; especialmente en el lenguaje escrito. La presencia de una máquina de escribir o de un simple lápiz es suficiente para que nos pongamos solemnes, saquemos el diccionario de los domingos y pulamos nuestro vocabulario.

Esto es notable entre los políticos (esas personas que siempre hablan en plural para eludir su responsabilidad en las fechorías que perpetran a solas), quienes se tienen prohibidísimo emplear palabras como ayudar o hacer, ya que afectarían a la imagen de personas cultas y refinadas que cuidan con tanto esmero. Por eso dicen: “coadyúvame a cargar estos bultos” o “Papá me coadyuvó a efectuar la tarea” y, en casos extremos, ante una tragedia nacional pueden llegar a solicitar la coadyuva internacional. Igualmente, efectúan, ejecutan o elaboran cualquier cosa, pero sacrificarían la vida para no caer en la vulgaridad de emplear el verbo hacer, arriesgándose a que los mandemos a efectuar puñetas.

La liberación femenina ha provocado una revolución que no solo afecta a los políticos. Aunque aun hay mujeres que se presentan a si mismas como la ingeniero o la arquitecto, el rechazo a un lenguaje eminentemente machista es cada día mas fuerte; por lo que se recurre a nombrar ambos géneros: las niñas y los niños, las diputadas y los diputados, las gobernadoras y los gobernadores, etc.

Sin embargo, para no caer en un exceso de feminismo, debemos llevar una rigurosa contabilidad de las veces que anteponemos el femenino al masculino y viceversa. Así, si comenzamos mencionando a las niñas y los niños, continuaremos con una mención igualitaria de los señores y las señoras, para proseguir con las senadoras y los senadores, los ciudadanos y las ciudadanas, las caballas y los caballos (en aceite de oliva), los huevos y las huevas, las pimientas y los pimientos, los pollos y las pollas (¡Sin albur!), etc.

Esta forma de hablar, además de laboriosa y monótona, resulta bastante cursi y rebuscada; por lo que los internautas han resuelto el problema recurriendo al símbolo @ para referirse a los dos géneros y escriben m@s amig@s, l@s niñ@s y demás.

Aunque la solución es buena cuando escribimos, resulta un poco difícil pronunciar niñarrobas, diputadarrobas, otorrinolaringologarrobas, ornitorrincarrobas.

Quizá lo mas conveniente sea emplear la letra E para ambos géneros y reservar la A para el femenino y la O para el masculino (como en las, los, les). De esta forma llamaríamos hombres al conjunto de hombros y hombras, o para no pecar de machistas denominaríamos mujeres a la suma de mujeras y mujeros.

Les ovejes serían los ovejos y las ovejas, les borregues las borregas y los borregos, les yegües los yeguos  y las yeguas, les cañes las cañas y los caños y les cules l@s partidari@s del Barcelona Futbol Club.

Aunque, como existen pocas posibilidades de que un tornillo embarace a una tornilla, será necesario emplear otra terminación (por ejemplo en U) para los objetos asexuados: lus tornillus, lus tuercus, lu sul, ul azucur…

Lo mas prudente es esperar a que la Real Academia de la Lengua resuelva este espinoso dilema.

En inglés se emplea la palabra “jet” para nombrar por igual a un chorro y al objeto que lo produce (boquilla, espita, bitoque, inyector). Esta despreocupación en el lenguaje llevó a llamar chorro (jet) a un motor que produce su empuje acelerando un chorro (jet) de aire, volviendo a utilizar la palabra tanto para el efecto (el chorro de aire) como para su causa (el motor). Con esta misma falta de precisión utilizaron la palabra chorro (jet) para referirse a los aviones que emplean tal tipo de motores. Esta ligera en el lenguaje es inadmisible en castellano; nosotros somos precisos y exactos en nuestro lenguaje; no admitimos ambigüedades como en el inglés; es intolerable que alguien pueda confundir un chorro de aire con un aeroplano. Por eso fue necesario crear una palabra (ya que no existía hasta ese momento) que describiera con toda exactitud a la máquina voladora de ala fija equipada con motores que producen su empuje acelerando una corriente de aire e, incluso, fijara con pasmosa rigurosidad su tamaño (en ingles, si el aparato es pequeño es un chorrillo, lo que se presta a malas interpretaciones sobre la digestión del piloto), su forma y hasta el número de pasajeros. Después de arduas cavilaciones se llegó a la conclusión de que la palabra que reunía todos los requisitos de claridad, univalencia, exactitud y precisión era: JET.

Fue necesario recurrir a un idioma extranjero, pero valió la pena para evitar ambigüedades.

El empleo de palabras extranjeras que desconocemos y que no nos molestamos en traducir, es sumamente útil para definir con absoluta precisión los objetos y acciones carentes de nombre en nuestro idioma. Escáner es un ejemplo mas de ello. A diferencia de las antiguas fotocopiadoras que recibían simultáneamente la luz de todo el objeto a copiar, en las copiadoras modernas un haz de luz concentrada recorre sistemática y ordenadamente todo el objeto, es decir: el haz hace un barrido o barre (It  SCANS) el documento. La copia se obtiene “scanning” el documento y por tal motivo la copiadora se llama “scanner”. Nuevamente nuestra imperiosa necesidad de precisión nos obliga a crear una palabra, escáner, para evitar confusiones; no vaya a ser que alguien confunda una copiadora con una escoba; aunque, en el fondo, nos importa un cacahuate el funcionamiento de la máquina.

En latín y en las lenguas derivadas del mismo, se suele crear un verbo y después su substantivo. En inglés sucede lo contrario; una vez definido el substantivo se forma el verbo: de scanner scanning. Por influencia del ingles hemos adquirido la costumbre de “verbalizar” todos los substantivos: escáner / escanear, jet / jetear (volar en o conducir un jet), twiter / twitear…

Pero hemos olvidado las terminaciones de los verbos en español. ¿Por qué escanear y no escaneer o escaneir? Suena mucho mejor tuitir que tuitear, los tuiteadores serían tuitiriteros y el verbo se conjugaría como “partir”: yo tuito, tu tuites, el tuite, nosotros tuitimos, vosotros tuitis, ellos tuiten. Aunque podría ser irregular como “huir”: yo tuyo, tu tuyes, el tuye, nosotros tuimos, vosotros tuis, ellos tuyen.

Sin embargo, es mejor dejarlo como verbo regular para no complicarles la vida a los que soldan metales y los que holen la comida mientras la cocen (después la morden), mismos que, según contan, no volan porque no poden.

 

Por otra parte solemos olvidar que existen otros idiomas además del inglés. En una ocasión oí a ciertas personas comentar las exquisiteces de los dulces de “pra lain”. Dado el innegable acento británico con que lo pronunciaban, deduje que “lain” era “línea” aunque no encontré traducción para “pra”. Como soy muy goloso, traté de averiguar cuales eran esos dulces de “línea pra” tan alabados y que, hasta ese momento, habían estado fuera de mis conocimientos y de mi paladar. Después de un rato de escucharlos, descubrí que el mentado “pra lain” era el famoso dulce que inventó, hace mas de quinientos años, el conde de Plessis Praslin, mariscal de Francia (que no creo que simpatizara mucho con los ingleses), motivo por el que se conoce, en su honor, como praliné o pralín. Siendo una palabra de origen francés, no hay razón para britanizarla.

El idioma de “Chicaspiar” es muy respetable, pero también lo son los idiomas de Moliere, Goethe o Dostoyevski. Al traducir otras lenguas podemos hacerlo por símbolos escritos o por el sonido de los mismos; así, en el primer caso,   Хрущёв,  es Krushchev y en el segundo Jrushchov. Igualmente   puede traducirse  毛澤東  como Mao Tse Tung o como Maosedon, aunque la última versión nos induzca a pensar que el famoso líder chino es eficaz en el tratamiento de ciertas dolencias pero no se debe suministrar a mujeres embarazadas ni menores de doce años.

Una vez convencidos de la importancia de la meticulosidad y el puntillismo en el uso del idioma analizaremos otros aspectos del mismo.

En ocasiones la moda de una época se olvida y termina siendo incorrecta para otra generación. Recurro a otro ejemplo personal: Heredé algunos libros de mis ancestros que datan de 1880 o años anteriores, en los se pueden leer palabras como ginete o girafa, que en la actualidad son faltas garrafales de ortografía. A diferencia de nuestros tiempos, en los que un escrito pasa directamente del USB de su autor al papel impreso sin ninguna revisión, en aquella época un tipógrafo, al que se le exigía tener buena ortografía para desempeñar su trabajo, formaba en  cajas las futuras páginas del libro, copiando el manuscrito que tenía a la vista y que provenía del puño y letra del autor, de reconocida fama mundial, quien, sin duda, poseía grandes conocimientos gramaticales. Después se hacían algunas copias (las galeras) que se sometían al riguroso examen de varios correctores, incluyendo al autor, y solo entonces se procedía a la impresión del libro. Es difícil, aunque no imposible, que a tantas personas se les haya pasado una sola vez una falta tan notable como es escribir ginete, sobre todo si aparece en la portada como parte del título del libro; pero cuando el ginete cabalga página tras página a lo largo de todo el libro, no cabe duda que todos los correctores estaban convencidos de que jinete se escribe con g.

En el transcurso del tiempo han desaparecido letras como la Ç y otras han cambiado de sonido, temporal o permanentemente. Tal es el caso de la H, que sonaba como J aspirada hasta que el esfuerzo gutural la dañó dejándola muda; razón por la que, en algún momento, alguien, apiadándose de ella, la hizo sonar como F, con el consiguiente trasiego entre efes y haches que culminó con la separación de la numerosa familia Fernández, antes tan unida, y que ahora está dividida entre los Hernández y los Fernández, sin que se vea la posibilidad de alguna reconciliación en el futuro. El fierro se transformó en hierro, aunque sus óxidos, mas tradicionalistas, siguieron siendo ferrosos o férricos. Las haldas se convirtieron en faldas para contrarrestar a las fermosas que se hicieron hermosas. De igual modo muchas palabras cambiaron hasta que la H volvió a su mutismo.

Pero la que se lleva la palma en materia de mimetismo es, sin duda, la X. Heredera de la c griega, tuvo durante siglos el sonido de la SH inglesa y, hasta la fecha, lo conserva especialmente en palabras que empiezan con X, como Xochimilco o xilófono (no se dice Chochimilco ni chilófono ya que este último es un instrumento musical cuyo sonido se obtiene golpeando chiles con un par de baquetas, lo que suele ser doloroso).

Después cambió a J o G: Xenofonte fue Jenofonte, xenofobia fue genofobia y el anexo se convirtió en el despectivo de ano. Ximena Ximenez cambió a Gimena Gimenez o Jimena Jimenez y los frixoles se hicieron frijoles, lo mismo que las Texas que mutaron en tejas.

Este cambio sucedió después de la llegada de los españoles a América, quienes junto a su muy amorosa tarea de evangelización se tomaron el arduo trabajo de escribir con X las abundantes palabras que tenían sonidos SH: Shalapa, Oashaca, Shochitl, Shicotencatl, Shitomate, Méshico…

Como consecuencia del cambio muchas palabras se amoldaron al nuevo sonido: Jalapa, Oajaca, Jitomate, Frijol, Méjico y comenzaron a escribirse tal como sonaban.

En alguna ocasión me explicaron (aunque ya lo olvidé) que el motivo por el que México se escribe con X es por una disputa entre liberales y conservadores en la que los liberales resultaron mucho mas conservadores que los conservadores, razón por la que tras el hipotético triunfo de los primeros se optó por combinar una ortografía del siglo XII con una prosodia de mitades del siglo XIX. (No deja de ser curioso que cuando se habla de los antiguos pobladores del valle de Anahuac se diga meshicas o meshicanos, pero llamemos mejicanos a los habitantes actuales).

Poco después la camaleónica X volvió a mutar tomando el sonido KS, con la desastrosa consecuencia de que, en cuanto salen de su patria, los meshicanos dejan de ser mejicanos para convertirse en meksicanos.

Pero no acaba ahí la historia. Con el advenimiento de Internet, la X se transformó en signo de multiplicar y, por extensión, en la sílaba “por”. Razón X la que, en breve, los meksicanos seremos meporricanos.

No cabe duda de que la incorporación de los símbolos matemáticos al lenguaje escrito es un valioso axt de los internautas al progreso de la literatura. Así podemos escribir {musical} en lugar de conjunto musical y llamar {}ivitis a una infección en los ojos.  El pan integral es   pan   y el cáncer de matriz es cáncer de ( ). Lo último es sumamente útil, ya que, de esta forma, los cirujanos conocen con exactitud en que fila y que columna se encuentran todas y cada una de las células malignas.

 También simplifica notablemente el lenguaje castrense. Al referirnos a las aguerridas huestes del general Francisco Villa las nombramos como La ÷ del Norte. También es frecuente hablar de un     > de infantería o un kπtan de caballería.

Esto sin –cabo de su utilidad en geografía, donde aprendemos que las Baleares son:  >k y <k y que Ibiza ha sido rebautizada como  =k. Está en discusión si a una isla tan pequeña como Formentera se le debe dar un nombre tan largo como Aproximadamenteigualaka.

También hay dudas sobre si es correcto emplear factorial en vez de factor, pues aunque fonéticamente se parecen, no significan lo mismo. En caso de aprobarse tendríamos que referirnos a la conocida marca de productos de belleza Max! y a un conocido altruista como bene! de la niñez.

En lo que no hay duda es en el uso de la notación exponencial que nos permite exponer pensamientos tan precisos como “voyParís” , “VTmierda“ o decir que un terco tiene ideasmuy2.

De = o > importancia es decir: La lavandera → la ropa  o el dependiente a→ los clientes.

De igual forma los encargados de la seguridad pública nos informan: “Dado el ∆ en casos delictivos es | | (determinante) poner + atención a los =>2 en dichos actos.”

Como un símbolo tachado o invertido tiene el significado contrario, podemos emplear los símbolos o  para escribir excremento. Prefiero el primero ya que el segundo recibe el nombre de n’abla e induce a confundir una inmundicia con un mudo.

No cabe duda, sin embargo, que la mayor aportación de los internautas al loable esfuerzo de limpiar, pulir y dar esplendor al arte de las letras es el empleo de caritas y otros símbolos para expresar los mas profundos pensamientos. Por eso, cuando acudimos al consultorio, aquejados de alguna molestia en la garganta, el doctor nos indica: “dos puntos, de mayúscula y diga aaa”.  Las clínicas de fertilidad ofrecen eficaces tratamientos para la Ï, pues es bastante grave que las dos bolitas de la diéresis estén siempre a mayor altura que el palito de la I.

No se piense que los encargados de los servicios de internet son descuidados o que no les importa que los usuarios trituren el idioma a mansalva. Ellos están muy al pendiente de que nuestro léxico sea apropiado y no escribamos groserías. Como no pueden tapar una palabra fea con el clásico pitido al que nos tienen acostumbrados las televisoras, la cubren con una serie de garabatos que adecentan nuestras opiniones, aunque a veces terminen por ser ilegibles. ¡Todo sea por el bien de la moral! Por eso, si no queremos ser censurados debemos referirnos a los cursos de commeretrización o a las leyes que aprueban los disuripantados.

Como conclusión de todo lo anterior debemos preguntarnos si no sería conveniente modificar y simplificar las reglas gramaticales; aunque sin llegar a los excesos de los cibernautas.

Los puristas se oponen, pues se perdería el rastro de la evolución de las palabras, dificultando el trabajo de filólogos y lingüistas. Cierto; pero si queremos conservar la historia del lenguaje tendremos que volver a decir aquarium, obscuro, murciégalo, etc. Si escribo harpa o harmonía no faltará quien corrija mi pobre ortografía y no puedo imaginar el revuelo que provocaría si entro a una vulcanizadora pidiendo que arreglen un Pneumatico. Los pronombres italianos “ci” y “ne” (“y”, “en” franceses) se cayeron de las alforjas del conde Lucanor o de Garcilaso de la Vega, por lo que hace mucho tiempo dejaron de usarse en español, aunque a veces los empleemos sin darnos cuenta como en “ha-y” (en francés. “Il-y-(h)a”). No podemos aferrarnos al pasado solo para conservar tradiciones totalmente desconocidas para nosotros mismos.

Algunas simplificaciones serían las siguientes:

Ya que en el pasado, como vimos, se escribieron con G muchas palabras que hoy se escriben con J, es válido y mucho mas lógico que ahora escribamos con J todas las palabras que contiene GE o GI: jeneral, jeneración, jiro, ajitar, enjendro…

 Con esto se liberaría a la G de su doble sonido y solo conservaría el sonido suave, por lo que escribiríamos: gerrero, distingen, giso, aginaldo, sigiente, gitarra… sin “ues” mudas y sin “ues” con diéresis, por lo que también tendríamos: pinguino, linguista, aguero..

Algo semejante ocurrirá con las sílabas CE, CI que habrá que cambiar a ZE, ZI: zera, zereza, perezer, ziruela, pazífico. Esto evitará muchas faltas de ortografía debidas al cambio de letras frecuente en la actualidad, como gocé en lugar de gozé, al conjugar un verbo cuyo infinitivo se escribe con Z.

Cabe hacer una aclaración: para una gran parte de los hispanohablantes la S y la Z suenan igual, por lo que se podría pensar en eliminar la Z y substituirla por S. Sin embargo, como muchos distinguen la diferencia de sonidos, debemos conservar las dos letras.

Lo mismo sucede con la B y la V. Aunque sean idénticas en muchas partes, hay otras en las que se diferencia el sonido labial del labiodental, especialmente en Sudamérica; por lo que hay que mantener ambas.

El sonido fuerte de CA, CO, CU y las inútiles QUE, QUI cambiarán a KA, KE, KI, KO, KU, dando lugar a: kasa, keso, kiero, kulebra, nunka, porké, eskopeta…

Para que la Q no entre al mundo de los parados, le podemos dar chamba como “ere”, dejando el sonido fuerte a la R. Así escribiremos “la pera se comió la peqa” sin causar confusiones.

La C cambiará a CH: caparro, anco, peco, cistorra, cupar, corizo, cino…

Con esto se evita usar dos símbolos gráficos para un solo sonido, no solo CH, sino también QU, GU, GÜ. En contraposición, la Y es un solo símbolo con dos sonidos, uno de los cuales equivale al doble símbolo LL. Si dejamos esta sola función a la primera tendremos: yuvia, yama, oya, huya… El otro sonido es idéntico a la vocal I por lo que podemos cambiarlo sin ningún problema: mui, hai, hoi, paraguai…

Solo la X conservará el doble sonido KS y, en alguna falta de ortografía, el triple KSZ, como en EXITAR. Si esta palabra existiera significaría, en el mejor de los casos, tener éxito (¡Atención, publicistas y floor managers!); pero aunque nuestros triunfos nos causen una gran emoción no debemos excitarnos al grado de olvidar la ortografía.

La W no es parte del abecedario castellano, por lo habrá que pedirles a muchos que no se hagan weyes.

Por último, podemos jubilar a la H que se merece un bien ganado descanso después de tantos años de enredar la ortografía. Con esto se resolverá el viejo dilema de saber si las cosas que huelen tienen holor o si las que uelen tienen olor.

Todas las innovaciones producen confusión en un principio y estas reglas gramaticales no serían la excepción; pero con el tiempo nos habituaríamos.

Inicialmente nos costará trabajo referirnos a un hombre muy tradicionalista diciendo que está capado a la antigua. Será difícil distinguir entre coro, koro y koqo; pero nos acostumbraremos.

Aparecerán algunos parónimos nuevos como “asta” que podría significar “hasta” o “asta”. Pero la existencia de palabras que se escriben igual y tienen distinto significado es frecuente en el idioma actual, sin causar demasiados problemas. Generalmente se entienden por la oración en que aparecen. Nadie pensará que intento incendiar una carabela si digo que voy a encender una vela al santo de mi devoción y solo un poeta en un exaltado arrebato de lirismo es capaz de confundir un rebaño de llamas con una hoguera.

A veces se recurre a signos para evitar estas ambigüedades, como en el y él, mas y más o si y sí. Nótese que, sobre todo, en el primer caso no se cumple con las reglas de acentuación, por lo que la tilde no es un acento sino una marca para diferenciar el artículo del pronombre, por lo que no es indispensable recurrir al acento agudo utilizado en español; se podría emplear un acento grave o circunflejo como señal de distinción o, incluso, escribir el pronombre con H (hay tres alternativas: hel, ehl y elh). Pero en la mayoría de los casos no hay ninguna distinción, ¿no sería conveniente escribir véla (de velar), vèla (de palmatoria) y vêla (de barco) para no confundirnos?

Basándome en las consideraciones anteriores, he escrito algunos ensayos empleando estas nuevas reglas. Espero que les gusten.

 

 


 

EL ALKOLÍMETRO

¿Dónde estuviste estos días? Te extrañaba.

Me agaraqon los del alkolímetro. Solo me tomé dos zervezas i kuarto. No es justo.

Tu sabes ke el máximo permitido es dos zervezas.

¿I por un kuarto de zerveza paso de estar sobrio a kaerme de boraco? Me paqeze un dispaqate. Diez mililitros azen ke pases de ser una persona adusta i respetable de la lei, a ser un delinkuente desenfrenado ke no tiene ningún miqamiento kon sus semejantes. La verdad es ke estás tan boraco, o sobrio, según lo kieras ver, kon dos zervezas ke kon dos zervezas i kuarto. No me paqeze razonable. Peqo no es esto lo ke me paqeze injusto… aunke lo sea.

¿Entonzes ke?

Me arestaqon al mismo tiempo ke a un señor ke se akababa de zepiyar dos boteyas de vodka, kada una de un litro. Estuvimos detenidos el mismo tiempo i salimos juntos. El kastigo es el mismo por tomar dos zervezas ¡i kuarto! de 6 grados Gai Lussac i un kontenido de 355 mililitros, ke por beber 2,000 mililitros de una bebida de 40 grados Gai Lussac.

Viéndolo así, tienes razón. No ai proporzión en el kastigo.

Si por beber dos zervezas ¡i kuarto! debes estar treinta i seis oqas en la kárzel, por las dos boteyas tendrías ke estar un mínimo de zinko años i si te tomas kuatro boteyas de vodka meqezes la pena de muerte… si sobrevives a la konjestión alcólika.

En eso tienes razón. Pero de todas formas, beber es una actitud antisozial ke puede resultar peligrosa. ya lo dize el anunzio: “Si toma no maneje”.

¿Antisozial? Todo lo kontrario. ¿Kuándo bebes? Kuando vas a una fiesta, kuando te reúnes kon los amigos, kuando kieqes festejar algo bueno ke te suzedió, komo el nazimiento de un ijo, un premio de la lotería o un aszenso en el trabajo. Brindar i tomarse algunas kopas es un acto absolutamente sozial. Kuando bebes estas de buen umor, le enkuentras kualidades a otras personas ke no les veías estando sobrio i asta te atreves a rekonozerles esas kualidades, reales o no. Estando sobrio es raqo ke alabes las virtudes de tus konozidos. Kuando bebes kantas, bailas, te ríes i asta enkuentras graziosos los cistes ke normalmente konsideqas malos… ¡asta los cómikos de la televisión te azen reír!.

¿No te gustan los cómikos de la televisión?

¿As oído la istoria del payaso ke yoqaba mientras el públiko reía? Kon eyos okure exactamente lo kontraqio: ríen mientras el públiko yoqa.

Debe existir alguna exzepzión. Aunke, en verdad, no konozko ninguna.

Además, kuando konduzes después de aber tomado algunas kopas, extremas las prekauziones: mantienes una velozidad modeqada, obedezes las señales de tránsito, no utilizas el auto komo un proyektil paqa agredir a kienes te rodean i ¡asta zedes el paso a los peatones!. Por el kontraqio, kuando vas al trabajo por las mañanas, la prisa por yegar te aze agresivo; te indignas kon el idiota ke solo va a 120 kilómetros por oqa en el karil de 60, pues te está estorbando i paqa ke se dé kuenta lo rebasas i le das un zerón; pretendes abrirte paso a base de bozinazos; insultas; kambias de karil intempestivamente, metiéndote a la fuerza sin avisar; si alguno trata de meterse en tu karil i pone las luzes direczionales kon la esperanza de ke lo dejes entrar, azeleras i te pegas al koce de adelante kon tal de no permitir la ofensa, el insulto, ke representa ke algien se ponga delante de ti… ¿Kién es el antisozial?. Los anunzios a los ke te refeqías deberían dezir: “Si ceka no maneje”.

 Konzedo ke, en jeneral, tienes razón. Peqo kuando as bebido muco…

Tu lo as dico: MUCO; en ese kaso abrá ke azer un análisis del estado mental en ke te enkuentras i si estas tan obnubilado komo un cekador matutino, te deben impedir ke konduzkas i asta arestarte; lo mismo debían azer kon estos, por no menzionar a los cofeqes domingeqos ke salen a kareteqa paqa pelearse kon su mujer, sus ijos i kuanto bico viviente se atraviesa en su kamino.

 


 

EL SEXENIO DE IDALGO

En nuestro afán por rekonozer los méqitos de kienes lo meqezen (i sobre todo paqa inventar festividades ke eviten ke tengamos ke ir a trabajar), emos akojido kon gusto el truko de los komerziantes paqa obligarnos a komprar mas, konsistente en crear días espeziales paqa estos festejos. Así se inventaqon el día de la madre, el día del padre, el día del niño, el día del kompadre, el día del segundo frente, etc.

 Kontajiados de esta creatividad, los polítikos dezidieqon dedikar días espeziales paqa omenajear a los prózeres i asta a los akontezimientos importantes: el día de Benito Juárez, El día de los Niños Eroes, el día de Emiliano Zapata, el día de la Independenzia, el día de ¿Kuál Revoluzión?, etc.

En algún momento pensaqon en auto omenajearse i crear el día del polítiko; peqo después de meditarlo bien, dezidieqon ke dada la importanzia ke se dan a si mismos, mas ke un día meqecían un año. Así nazió el AÑO DE IDALGO.

Paqa festejarlo elijieqon el último año del sexenio, el último año de su abnegada labor komo servidoqes de la patria. El motivo de esta eleczión keda claro; después de vaqios años de modeqazión, aziendo solamente negozios “en lo oskuqito”, de rezibir “kabildeos” (kuando la kantidad es pekeña se yaman “mordidas”), de aprovecar informazión konfidenzial i otros trastupijes, todo eyo kon discrezión i “en lo oskuqito”, dezidieqon ke eqa justo ke en ese último año se deskaqaqan “un poko” i se auto omenajeaqan kobrándole a la patria todos los desvelos i sacrifizios ke abían _eco por eya. I al grito de ESTE ES EL AÑO DE IDALGO, CINGE A SU MADRE EL KE DEJE ALGO, komenzaqon los festejos.

Duqante algún tiempo se mantuvo esta tradizión; peqo yeqó un momento en ke konsideqaqon ke sus sacrifizios meqecían una mejor rekompensa i agregaqon otro año (el penúltimo) a sus festividades, por lo ke creaqon EL AÑO DE KARANZA, PORKE EL DE IDALGO YA NO ALKANZA.

Rezientemente an deskubierto ke tampoko alkanza kon el año de Karanza, ke los ziudadanos debemos entender ke nuestra obligazión es rekompensarlos desde un prinzipio por los grandes benefizios ke rezibimos de eyos i debemos festejar todo el sexenio su dedikazión al servizio públiko. Por tal motivo, en kuanto entran en funziones, se dedikan kon tesón i aínko a rekolektar fondos para festejar EL SEXENIO DE IDALGO.

Los métodos paqa adkirir fondos son mucísimos; algunos realmente injeniosos, otros bastante burdos; peqo todos efectivos. Todo sea por el bien de tener seis años kompletos de festividades.

Komo no pretendo azer un katálogo de los mismos, me limitaqé a un par de ejemplos.

Aze bastantes años se establezió, por lei, ke los automóviles debían pasar, dos vezes al año, una revisión paqa veqifikar su buen estado. La medida es positiva pues reduze las posibilidades de enkontrar veíkulos ke kontaminen en exzeso o puedan aveqiarse o kausar aczidentes. Asta aquí va bien el asunto. Por supuesto, la veqifikazión se kobra i es una buena fuente de ingresos paqa los polítikos; por konsigiente, al estrenarse el SEXENIO DE IDALGO, ubo ke aumentar estos ingresos i se inventó otra veqifikazión, aora paqa salir a las kareteqas. El motivo paqa justifikar el nuevo atrako fue ke en las kareteqas se nezesitan buenos frenos i buena suspensión. ¿I en la ziudad no?. Kon tan briyante argumento yegamos a la konclusión de ke en la ziudad podemos zirkular sin frenos ni amortiguadoqes, kon yantas lisas, etc. ¿Entonzes, paqa ke sirve la veqifikazión “zitadina”? Se podría pensar en azer una sola verifikazión, kompleta, ke garantize el buen estado del koce tanto en karetera komo en la ziudad; peqo esto merma los ingresos de los polítikos, va kontra el espíqitu del SEXENIO DE IDALGO.

 Otro ejemplo, aun mas briyante: la Secretaqía de Inmovilidad determinó reduzir la velozidad de zirkulazión de los veíkulos, de un máximo de 80 Km/oqa a un máximo de 50 Km/oqa.

No se rekiere un doctoqado en injenieqía idráulika paqa komprender ke mientras mas rápido sale el agua de un rezipiente, mas pronto se vacía. Si keremos desalojar los koces del zentro de la ziudad, o de una kaye, mientras mas rápido vayan mas pronto se vaziaqá i su espazio podrá ser utilizado por otros. En otras palabras, mientras mas lento sea el tránsito mayores i mas duqadeqos seqán los emboteyamientos.

Kizá sean nezesaqios algunos konozimientos (o un par de neuqonas en funzionamiento) para entender ke los automóviles actuales están diseñados para rekorer un máximo de kilómetros a una velozidad de 65 miyas/oqa (110 Km/oqa, aproximadamente). Kon una velozidad mayor konsumen mas, aunke tardan menos tiempo. Kon una velozidad menor konsumen menos en una ora, peqo komo tardan mas tiempo, terminan por konsumir mas paqa rekorer la misma distanzia.

Kuanto mas nos azerkemos a la velozidad de diseño, el motor trabajaqá mejor i el konsumo por kilómetro seqá menor. Al reduzir la velozidad i, además, incrementar los emboteyamientos, lo úniko ke se konsige es dilapidar tiempo i gasolina, kon las inevitables konsekuenzias en el deterioqo del medio ambiente i en los bolsiyos de los ziudadanos. Aunke los mas perjudikados seqán los dueños de automóviles partikulaqes, la lentitud del tránsito también afectaqá a autobuses i taxis, ke tendrán ke subir sus taqifas, dañando a todos los usuaqios de transportes públikos. En resumen: ¡jódanse todos!.

Analizada desde el punto de visita del kalentamiento global, de la kontaminazión, de la ekología en jeneral, de la salud de los abitantes, del tiempo perdido inútilmente, del desperdizio de una fuente de energía no renovable (ke además puede jeneqar ingresos vendiendo el petróleo a los pulpos extranjeqos), del incremento en el gasto personal (redukzión de kapazidad adkisitiva i por ende del nivel de vida), de ruido i kontaminazión acústika, del deteqioro ke provokará el oyín en la vejetazión, kasas, edifizios i objetos en jeneqal, del malestar jeneqal i algunas otras kosas ke se me pasan, la medida es absurda, nefasta, nefanda i siniestra, por dezir lo menos. Se podría pensar ke su autor tiene algún daño en sus kapazidades mentales.

  Peqo analizada desde el punto de vista del SEXENIO DE IDALGO i konsideqando la kantidad de multas i mordidas ke se jeneqaqán, debemos kitarnos el sombreqo ante la sagazidad kon ke el secretaqio de Inmovilidad pretende exprimir nuestros bolsiyos.

 

 

 

publicado por cog1937 a las 01:23 · 1 Comentario  ·  Recomendar
04 de Marzo, 2014 · General

publicado por cog1937 a las 03:19 · Sin comentarios  ·  Recomendar
10 de Febrero, 2014 · LITERATURA

 

 

 


 

El ciclo escolar se desarrollaba con regularidad.  Los alumnos de la Secundaria X se reunían, en la calle de atrás, con los de la Secundaria Y para continuar el cordial intercambio de bofetadas que sostenían desde años atrás; los de la Prepa A y el Colegio B preferían hace lo propio en el jardín público del barrio; otros se trasladaban  al Gran Bosque para calmar sus ansias pugilísticas y algunos demostraban su vocación náutica soltando remazos a los adversarios hasta el momento previo al naufragio de la lancha que se hundía hasta las abisales profundidades (un metro) del Gran Lago. Total, un año normal con sus monótonas peleas entre estudiantes.

 

Por eso causó sorpresa la irrupción de los granaderos, las fuerzas de élite de la policía metropolitana, en uno mas de los enfrentamientos estudiantiles.

En ese entonces los grupos de élite no estaban formados por copias en serie de Dart Vader; les bastaba una macana y un casco con redecita para infundir pavor entre obreros huelguistas, políticos opositores o campesinos hambrientos. Su ferocidad estaba bien cimentada.

 

Los alumnos de una de las escuelas contendientes tuvieron oportunidad de comprobarlo al ser perseguidos hasta los salones de clase en que intentaron protegerse y vieron con horror como los representantes de La Ley expandían su devoción por el orden arremetiendo contra profesores y personal administrativo en general.

 

XXX


 

-Ha llegado el momento de abrir las válvulas. Por eso lo cité. Espero que entienda la gran responsabilidad que le encomiendo y la absoluta discreción que exijo de su actuación.-

 

-Puede usted contar con ello, Señor Presidente; pero quisiera saber con exactitud cual es mi misión.-

 

-Como usted sabe, se aproximan las elecciones; aunque siempre he estado al servicio de La Patria y desearía seguir sirviéndola, las leyes establecen que debo retirarme y ceder mi alta responsabilidad a las nuevas generaciones.-

 

-Es una lastima, Señor Presidente, ojala pudiera seguir su mandato para el beneficio y prosperidad de su pueblo. Podríamos pensar en su reelección.-

 

-Imposible. No me desagrada la idea y la he considerado varias veces, pero la Ley es la Ley y existen muchos intereses… y muchos interesados.

Por eso no tengo mas remedio que preparar el terreno para mi sucesor; debo escoger al mas apropiado y heredarle un país en calma para que continúe el camino de progreso y bienestar que, desde siempre, han sido los lineamientos ideológicos de nuestro partido.

El proceso de transición debe ocurrir en perfecta calma. A lo largo de estos años se han acumulado inconformidades y rencores entre la población en general y entre quienes aspiran a sucederme; por eso debo abrir las válvulas, para eliminar las presiones excesivas, para que afloren todas las disidencias, todos los intereses subterráneos, para que todos se muestren como son y así poder eliminar los peligros ocultos y garantizar la estabilidad y continuidad del régimen. Serán dos o tres meses de intranquilidad y disturbios que nos permitirán eliminar a los intransigentes, encarcelar a los peligrosos, cooptar a los rebeldes, comprar a los ruines, excluir a los equivocados y premiar a los leales.-

 

-Perdone Señor Presidente, pero eso es jugar con fuego; una vez en la calle, será difícil detener las protestas.-

 

-Por eso se requiere planeación, hay que dosificar los riesgos; esa será su labor. Tome en cuenta que los peligrosos son solo pequeñas minorías frecuentemente enfrentadas entre si, por lo que se contrarrestan y nulifican mutuamente.

En cuanto a las masas… no hay que preocuparse. Mientras mas griten, mejor; mas tranquilas estarán después. Es una terapia, como en los partidos de futbol: se desgañitan insultando al árbitro, desquitan con él todos los malos humores, las ofensas y las frustraciones acumuladas a lo largo de la semana y vuelven felices y tranquilos a sus casas, listos para reiniciar el ciclo que se repite semana tras semana. Un desahogo de vez en cuando es benéfico para soportar las miserias de una vida sin esperanzas.-

 

-Entiendo. ¿Cuándo y como debo abrir las válvulas?-

 

-Eso lo dejo a su criterio. Solo le recuerdo que se aproxima El Gran Campeonato en el que hemos invertido mucho dinero que debemos recuperar. Para entonces todo debe estar en calma.-

 

XXX


 

 

Le dolía la cabeza de tanto pensar. ¿Cómo llevaría a cabo la delicada misión encomendada por el Señor Presidente sin arriesgar la estabilidad de la nación?. Había repasado una y otra vez la historia de los sucesivos gobiernos encabezados por eso que llamaban El Partido y, aunque había cierta semejanza en las transiciones, no encontraba la forma de aplicarlas al momento actual.

 

Después de mas de un siglo de asonadas encabezadas por diversos caudillos que disfrazaban su avaricia y egolatría bajo la apariencia de una lucha por el progreso o por mantener el orden y las buenas costumbres, la creación de El Partido fue la solución que permitió pacificar al país.

 

Su fundador tomó el nombre y las siglas del partido de un adversario al que acababa de asesinar, atrayendo, por medio de esta suplantación, a sus opositores, y convocando a los demás grupos a aceptar su liderazgo o seguir el camino del opositor caído. Ya sea por prudencia o convencimiento, la mayoría optó por unificarse en un solo partido y negociar en privado el reparto de las cuotas de poder. Aunque no todos estuvieron de acuerdo y los levantamientos armados siguieron siendo comunes hasta tiempo después de la caída de El Fundador, pero fueron perdiendo violencia e importancia hasta desaparecer.

 

El juego político pasó de la calle y los cuarteles a la antesala de un jefe máximo con poder absoluto de decisión.

 

Durante algún tiempo, El Fundador dirigió los destinos de la nación quitando y poniendo presidentes a su antojo, hasta que uno de los presidentes impuestos por él se rebeló y lo mandó al exilio. Fue el presidente rebelde quien estableció una norma no escrita, pero rígidamente cumplida desde entonces: el presidente en turno tendrá el poder absoluto durante su reinado  y nombrará libremente a su sucesor, pero, una vez concluido su mandato, se retirará completamente de la política y dejará todo el poder a su sucesor.

Este absolutismo temporal consiguió calmar a los aspirantes demasiado ansiosos, que aceptaron esperar a la otra para satisfacer sus deseos. La intriga palaciega siguió vigente, pero redujo el riesgo de levantamientos armados. Al dejar de ser un requisito el respaldo de, al menos, una parte del ejército para llegar a la presidencia, se abrió la posibilidad de un gobierno civil que durara unos años y diera a otros la oportunidad de entrar al reparto del pastel. No tardó mucho en darse este cambio.

 

La llegada del civilismo cambió notoriamente los hábitos políticos. Ya no serían necesarios los movimientos en las sombras, los acopios de armas, el reclutamiento de parias dispuestos a dejarse masacrar por unas cuantas monedas… Ahora la sucesión presidencial se haría a la vista del Jefe (aunque oculta para las masas), quien podría evaluar la docilidad, el sometimiento, y la obediencia ciega a su voluntad de todos sus súbditos y, así, podría escoger a su antojo al que mejor le cubriera las espaldas, tapando cuidadosamente los errores, fraudes, tropelías  e, incluso,  asesinatos de su benefactor. El nuevo camino hacia el poder exigía la inmovilidad total, la eliminación de cualquier muestra de voluntad o pensamientos propios, el ocultamiento de sus aspiraciones políticas personales. Era necesario pensar como El Jefe, no mover, siquiera, un dedo sin permiso de El Jefe, hablar y gesticular como El Jefe y esperar pacientemente la decisión de El Jefe para correr a felicitar efusivamente al heredero designado por El Jefe y al propio Jefe por su acertada elección. Cualquier desviación de estas reglas significaba el fin de sus aspiraciones políticas. Todo esto lo había resumido uno de los miembros mas poderosos de El Partido en una sola frase: El que se mueve no sale en la foto.

 

Para gobernantes y gobernados era normal que, por ejemplo, un médico reconocido internacionalmente por su capacidad profesional, fuera incapaz de determinar, por si solo, la conveniencia de aplicar una vacuna y que solo procediera a iniciar una campaña de salud por instrucciones del Señor Presidente, que, en el mejor de los casos era abogado o jugador de dominó. La abyección y el servilismo habían llegado al extremo de que un Señor Presidente, que olvidó su reloj, preguntó: “¿Qué hora es?”  y recibió la respuesta unánime: "La que Usted ordene Señor Presidente”.

 

Los mas contentos con estas medidas fueron, por supuesto, los grupos de poder.

 

Ya no sería necesario gastar dinero en financiar levantamientos con el riesgo de ser acusados de traición a la patria; ahora, para mantener sus privilegios, bastaría con promover fugas masivas de capitales, ocultar alimentos, especular en la bolsa, falsear y esconder noticias, manipular a la opinión pública y otras acciones que, además de ser legales y patrióticas, resultaban mucho mas económicas.

 

La Nación estaba en calma, florecía la paz y el progreso avanzaba (al menos en algunas colonias). Entonces ¿para que abrir las válvulas?

 

XXX

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

NOTA DEL AUTOR: Esta es una historia de ficción ubicada en el pasado o quizá en otro planeta; no tiene nada que ver con el presente ni con la realidad. Por este motivo me permito colocar  aquí el aviso clásico de las películas: CUALQUIER SEMEJANZA CON PERSONAS O HECHOS DE LA VIDA REAL ES PURA COINCIDENCIA.


 

Tenga confianza en mi – dijo el experto – al consultarme ha recurrido usted a la persona idónea y le agradezco la oportunidad que me brinda de coadyuvar una vez mas al bienestar de La Patria.

 

Aspiró largamente el cigarro y dejó que el humo se disipara en caprichosas volutas antes de continuar.

 

-Usted tiene poco tiempo en la polaca y desconoce muchas cosas, pero eso de abrir las válvulas no es nuevo, hace mucho que se recurre a esto para decidir el destino de La Nación. Como ya le hizo notar el Señor Presidente, con esta acción no solo se elimina a los peligrosos y los indeseables, sino, sobre todo, se logra mantener sumisa y dócil a toda la población… ¿Lo duda?.

 

Sonrió al ver la cara de incredulidad de su interlocutor y prosiguió: -¿Cómo abriría usted las válvulas? Recuerde que se trata de alborotar el avispero, pero sin que le piquen las avispas…Eso resulta peligroso.-

 

-¿Una huelga general?-

 

-¡Ni pensarlo!. A los obreros déjelos que sigan durmiendo. Costó mucho esfuerzo y mucha pólvora llevarlos a su condición actual. Desde los buenos tiempos de Don Presidente, precursor de nuestro glorioso partido, estuvieron dando lata con ideas extranjeras ajenas a nuestra idiosincrasia: quesque  jornada de ocho horas…quesque salario digno…quesque derecho de asociación…quesque derecho de huelga, quesque justicia social. ¿A dónde iría el país si les cumpliéramos sus caprichitos? Nuestras riquezas naturales subirían de precio y nuestros empresarios no podrían cambiárselas a los güeros por espejitos -

 

-Pues no me parece tan malo; los únicos perjudicados serían los empresarios y eso solo si…-

-¿Y quienes cree usted que son los empresarios? ¡Somos nosotros! El Partido se formó para repartirnos civilizadamente el botín; para tomar cada quien su parte y hacer buenos negocios. No me vaya usted a salir con que se cree toda esa demagogia que propagan unos cuantos agitadores profesionales vendidos al oro de alguna potencia extranjera.-

 

Ante la amenaza de ser acusado de apátrida y quedar excluido del Partido, prefirió no hacer el comentario de que si subieran los precios podrían adquirirse mas espejitos y ¡hasta algunas cuentas de vidrio! Después de todo el ya tenía algunos negocitos creados al amparo del Partido, por lo que guardó silencio y escuchó respetuosamente las indicaciones de su maestro.

 

-Como le iba diciendo, Don Presidente ya tuvo un serio problema con estos agitadores enemigos de la patria. Hubo, sobre todo, dos hermanitos revoltosos que azuzaron a los obreros, los organizaron, y le hicieron muchas huelgas con el consiguiente daño al progreso de La Nación. Y al final, llegaron al extremo de planear un levantamiento armado, que hubiera tenido éxito si no hubiera sido por la oportuna intervención de El Apóstol que supo maniobrar con tal habilidad que pudo suplantar totalmente a los líderes del movimiento y aprovechar, en beneficio propio, toda la labor de propaganda y organización que habían hecho. Para ello le bastó con escribir un libro cuyo título, “Quítate tu para ponerme yo””, resumía todo su ideario político y lanzar un Plan revolucionario con el mismo nombre del Plan que habían hecho años antes los revoltosos, por lo que la población, confundida, no sabía cual plan apoyaba, ¿el Plan o el Plan?. Lo demás fue coser y cantar; con los sediciosos del Plan corriendo a salto de mata para huir de la policía fue fácil convertirse en la cabeza visible de la revolución convocada por el Plan y de la revolución convocada por el Plan, independientemente de que se tratara del Plan o del Plan. Como contaba con el apoyo monetario de un buen grupo de latifundistas, del cual formaba parte, y con el cansancio de Don Presidente que al fin había encontrado a alguien lo suficientemente ambicioso como para sucederle en la cacería de sediciosos e inconformes y que ya ansiaba retirarse a gozar de sus riquezas en algún país civilizado, el Apóstol tenía libre el camino hacia la codiciada silla. Desde entonces conmemoramos fervientemente el inicio de La Gran Suplantación-

 

-No cabe duda de que El Apóstol tenía una enorme fuerza de cohesión; en tan solo tres años consiguió unificar dos veces a todo el país; la primera para apoyarlo, la segunda para repudiarlo. Hay quienes lo consideran un traidor. Es un error; quitó a Don Presidente para sentarse él en la silla presidencial, tal como establecía el Plan. Si los demás leyeron otro Plan fue asunto de ellos, él no los indujo a la equivocación.-

 

-El Apóstol llegó con un pueblo unificado que creía ciegamente en él; excepción hecha de un indio taimado y desconfiado que no creía que un latifundista fuera capaz de repartir tierras a los peones de las haciendas y que siempre se negó a dejar las armas y al que, mas adelante, hubo que eliminar por intransigente y terco. Sus primeras medidas de gobierno fueron para calmar a la gente de razón, que temía que pudiera tratar de aplicar algunas de las medidas que proponía el Plan; por eso, cuando los combatientes apenas empezaban a festejar el triunfo de la batalla que había decido a Don Presidente a presentar su renuncia, ordenó a los que sabía que eran leales al Plan que procedieran de inmediato a desarmar a aquellos de los que no cabía duda que eran leales al Plan, pues eran un verdadero peligro para La Nación.

 

-Usted ya sabe lo que sucedió después. Poco a poco, los partidarios del Plan se fueron dando cuenta que El Apóstol no pensaba hacer realidad el Plan y volvieron a tomar las armas. En menos de un año todo el país estaba en guerra. Además, todos los que habían soñado con suceder a Don Presidente, pero que siempre le guardaron sumisión, consideraban que El Apóstol era un usurpador… -

 

 

-Pero me estoy desviando del tema. Lo que quiero realzar es el hecho de que durante todos esos años, los agitadores siguieron molestando con sus demandas de derechos y blablablá. Hasta que nuestro querido líder, El Fundador, decidió ponerlos en orden y comisionó a su compadre para que unificara a la clase obrera bajo su mando y calmara a los revoltosos. Se necesitó mucha, pero mucha pólvora para lograrlo; pero valió la pena. Hoy Don Perpetuo, que heredó el negocio cuando El Fundador y su compadre cayeron en desgracia, es una de las mas insignes figuras de El Partido y continua con la patriótica labor de recolectar fondos para El Partido tanto de las cuotas de “sus defendidos” como de las extorsiones a los patrones a los que amenaza con huelgas que ni él se cree.-

 

-Y aun así, hay muchos que no entienden; ya ve los trabajos y penalidades que tuvo que pasar el Señor Presidente aplacando a petroleros, ferrocarrileros, maestros, médicos y demás etcéteras antes de ser elegido para su digna investidura.-

 

-Definitivamente, no es alborotando a los obreros como se deben abrir las válvulas. Pero ya se dio cuenta de una de las bases de la operación; ésta debe hacerse en centros urbanos; la concentración de gente permite que se propague rápidamente la protesta, al principio, que es lo que deseamos y esa misma concentración sirve para transmitir igual de rápido la contraprotesta, que será indispensable cuando haya que cerrar las válvulas. Esto excluye la posibilidad de abrir las válvulas en zonas rurales, donde el proceso es mucho mas lento y puede hacerse eterno, además de lo incómodo que resulta estar a salto de mata cazando rebeldes que están a salto de mata. Por otra parte, resultaría de mal gusto recordarle al público que, para llegar a su alto cargo, el Señor Presidente ordenó acribillar a balazos a un líder campesino junto con toda su familia, incluyendo a la esposa embarazada y al futuro monstruo que gestaba en sus entrañas.

 

XXX


 

-¡Los estudiantes son como los tamales; primero los enchilas y después los metes al bote!- pontificó el experto.

 

-Son perfectos para nuestros fines; por eso siempre recurrimos a ellos cada vez que se aproxima un cambio de presidente. Si no lo cree, repase la historia de los años que lleva El Partido en el poder. Aproximadamente un par de años antes de cada elección  hay un movimiento estudiantil, ¡es la apertura de las válvulas!.-

 

-Ser estudiante es algo temporal; una enfermedad que se corrige con el tiempo. Esto es importantísimo, pues permite alborotarlos fácilmente; son jóvenes, idealistas e impulsivos; generalmente no tienen que mantener una familia y, por lo tanto, no les preocupa perder un empleo, si es que lo tienen, pues muchos dependen de sus padres y los que tienen necesidad de trabajar lo ven como algo transitorio; en cuanto terminen sus estudios lo dejarán para dedicarse a la profesión que acaban de adquirir. Todavía no tienen el miedo al desempleo y al hambre y la miseria que éste acarrea y todavía no han recibido la lección que les vamos a dar cuando inicien una huelga.-

 

Si, mi estimado colega. La huelga será la lección mas transcendental de su vida como estudiantes y los forjará como buenos ciudadanos para el resto de sus días. Los primeros días serán de euforia, de triunfo, el populacho los vitoreará y festejará con risas y aplausos las pancartas graciosas y las consignas ingeniosas lanzadas de viva voz; incluso los animará diciendo. “Estos si tienen huevos”. Pero inmediatamente vendrá nuestra respuesta: la negativa a oír sus peticiones, la fiebre de legalidad que afectará a todos los servidores públicos que violan diariamente la ley pero que durante esos días encontrarán miles o millones de recursos legaloides para descalificar a los sediciosos alegando trámites dirigidos a quien no corresponde, la prohibición de La Ley para que tal o cual funcionario se ocupe del asunto pues solo puede escuchar a quienes tienen una representación legal, o simplemente aduciendo faltas de ortografía…

¡Y, sobre todo, la acción definitiva y enérgica del Cuarto Poder!. En menos de dos meses, la simpatía que hayan podido despertar al comienzo, se tornará en repulsa y odio ciego contra los revoltosos, transgresores de la ley y servidores de los mezquinos intereses de alguna nación extranjera que amenaza nuestra tranquilidad.

 

Los estudiantes evolucionarán sucesivamente del entusiasmo a la sorpresa de no ser entendidos, la decepción, la frustración, la impotencia y la depresión profunda. En ese momento bastarán unos cuantos garrotazos, la baja definitiva de algunos malos estudiantes y el encarcelamiento de los principales agitadores para terminar el movimiento y hacer que impere nuevamente la paz que nos conduce al progreso a través de nuestro trabajo fecundo y creador.

 

Si consideramos que los estudiantes formarán la clase pensante del mañana (los obreros y campesinos están demasiado ocupados tratando de sobrevivir y no tienen tiempo para ponerse a filosofar sobre el bienestar de la humanidad, de la que, se supone, ellos forman parte), el desaliento de su fracaso los vacunará contra las ideas subversivas que puedan surgir en el futuro. Adquirirán la conciencia de que no se puede luchar contra  El Estado y se convertirán en nuestros principales aliados desalentando a las nuevas generaciones de inconformes, a los que tildarán de ilusos.

 

Y lo principal, lo fundamentalísimo: una huelga de estudiantes no afecta a una sola generación; algunos apenas estarán comenzando sus estudios preparatorianos, otros estarán a punto de recibir sus títulos profesionales, pero todos saldrán afectados. Se trata de seis o mas generaciones de gente pensante golpeadas y frustradas. ¡SEIS O SIETE GENERACIONES DE CASTRADOS EN TAN SOLO UN PAR DE MESES! ¡Y a un costo bajísimo!. ¡La hegemonía de El Partido queda asegurada ad eternum!.

 

XXX

La noticia de la golpiza a  estudiantes, profesores y personal administrativo cundió rápidamente entre las escuelas que conformaban una de las principales instituciones educativas del país… la favorita del Estado para “abrir válvulas” desde hacía ya varios cambios de gobierno. Su alumnado, proveniente principalmente de clases de bajos o medios recursos, era idóneo para “enchilarlo” puesto que su indignación se acumulaba día tras día al contemplar permanentemente la desigualdad entre la escasez de sus familiares y vecinos por un lado  y la opulencia y despilfarro de la casta divina por el otro, todo controlado por unas leyes para pobres y otras leyes para ricos avaladas por El Consejo de la Suprema Justicia. Este origen serviría después, como lo demostraban las experiencias anteriores, para acusarlos de nacos, bordes, cholos, patanes, maleducados, rufianes y demás apelativos que tanto espantan a “la gente bien”, que respirará aliviada y aprobará con un sonoro y prolongado “beeeeeeeeeeeee” la futura represión.

 

No pedían gran cosa los estudiantes: que se destituyera al responsable de haber violado un espacio privado sin orden escrita de un juez y haber cometido un abuso de autoridad y un uso excesivo de la fuerza. Adicionalmente, como en ese momento el gobierno hacía una campaña para evitar la propagación de la hidrofobia, agregaron el “slogan” de la misma: “VACUNA A TU GRANADERO”.

 

La respuesta del gobierno fue contundente… Con toda la contundencia de los garrotes de los granaderos.

 

Además de la evidencia de los heridos, se habló por primera vez de varios desaparecidos y entre uno y tres muertos.

 

XXX


 

Los reporteros y formadores de opinión ni siquiera se molestaron en abrir el Manual Para la Elaboración de Noticias; de tanto emplearlo ya sabían de memoria lo que decía:

 

“En casos de protestas, alborotos o disturbios la primera acción es realzar el carácter de privilegiados que tienen los sediciosos. Esto se hace con dos fines fundamentales:

1.    Reafirmar ante el público la idea de que LO NORMAL ES ESTAR JODIDO. Esto ya lo saben, pero es importante recalcarlo para que sigan firmes en su convicción y rechacen el argumento de que es posible estar, al menos, un poco menos jodido. Como ese argumento lo emplean casi todos los grupos subversivos, la reconfirmación de la jodidez como norma y modo de vida, le quita fuerza a sus cantinelas. “El que por su gusto es buey, hasta la coyunda lame”.

2.    Presentar a los sediciosos como seres egoístas y voraces que quieren aun mas privilegios que los que ya tienen y para conseguir sus perversas ambiciones personales rompen el orden y la paz con sus alborotos y manifestaciones, perjudicando a quienes contribuyen al progreso de La Nación con su trabajo responsable y su apego a la ley. Esto último sentará las bases para acusarlos, mas adelante, de “apátridas traidores a la patria” y enemigos del progreso.

La cantidad de ponzoña y odio que se meta en cada noticia dependerá de los complejos, rencores y traumas de cada informador, así como de sus tarifas personales y el grado de estupidez del público al que vaya dirigida.”

 

Mas adelante el Manual especificaba las medidas aplicables en situaciones como la que se vivía en ese momento:

 

“Si los transgresores de la ley y el orden son estudiantes, se evitará, a toda costa, recordar que la Ley Máxima establece el DERECHO a la educación que tienen todos los ciudadanos y se hará resaltar el privilegio del que gozan quienes pierden el tiempo haraganeando en las escuelas en lugar de estar limpiando parabrisas, vendiendo chicles en las calles o cualquier otro trabajo útil y productivo. A tal efecto, se reforzará la campaña informal que difundimos permanentemente entre la población, con el lema. “¿Estudias o trabajas?”, tendiente a demostrar que los estudiantes no trabajan y, por lo tanto, son unos parásitos inútiles, que viven a costa de los demás sin responsabilidades ni obligaciones y sin aportar nada útil a la sociedad.

Se hará especial énfasis en que si la sociedad tolera la vida regalada y llena de privilegios de estos parásitos, holgazanes, vividores, mantenidos, buenos para nada, zánganos, irresponsables e inútiles, es con una condición: Si son estudiantes, que estudien… Lo que no es admisible es que malgasten los privilegios de que gozan ocupándose de temas baladíes como la justicia, los derechos humanos, etc. que ni siquiera son de su incumbencia… y menos aun, que se salgan de las aulas a causar desordenes en la vía pública.

¡Los estudiantes, a estudiar! ¿Quién les ha dado el derecho de opinar y de querer cambiar el orden y las buenas costumbres que rigen nuestro maravilloso mundo?

Los pobres ciudadanos normales tienen que pagar altísimos impuestos para mantener esa inutilidad de la educación. Dinero que se podría emplear en cosas importantes, como embellecer las ciudades con mansiones bonitas y modernas, como las de los políticos, que se preocupan en poner topes en su calle para que todos los transeúntes pasen despacio y puedan gozar contemplando la hermosura de sus residencias.

¡Los estudiantes, a estudiar!... y si no, pónganse a hacer algo útil… ¡A trabajar huevones!”

 

XXX

 


 

¿Qué se han creído estos muchachitos? ¿Están locos? ¿Destituir a un funcionario público, a un SERVIDOR DEL PUEBLO, por violar Las Leyes? ¿Destituir a un funcionario público, a un SERVIDOR DEL PUEBLO, por abusar de su autoridad?. ¡Sería el caos…El derrumbe de nuestras sacrosantas instituciones que tanta paz  y prosperidad nos han traído!. ¿Acaso no han visto las camisolas que hicimos el favor de regalar a los limpiabotas donde se lee claramente DEMOCRACIA  Y JUSTICIA SOCIAL?

 

XXX

 

 

La soberbia de los gobernantes y el bombardeo de los medios de comunicación hicieron que aumentara el “enchilamiento”. Otras instituciones educativas se unieron a la protesta y decidieron hacer una gran manifestación. La fecha coincidía con el aniversario de La Ilusión Perdida. 

 

 Para cazar, las orcas nadan en círculos haciendo un remolino en que aprisionan pequeños peces y crustáceos y, finalmente, se lanzan sobre ellos para devorarlos a todos juntos. Los chacales, por el contrario, aíslan a sus presas antes de atacarlas. En un caso las víctimas mueren con la ilusión de que luchan juntas, en el otro creen que pueden vencer a la jauría. El resultado es el mismo, los depredadores siempre ganan y el bolo alimenticio piensa que su forma de morir es la correcta.

 

En la época de nuestra historia las orcas y los chacales mantenían una lucha constante por la posesión de sus presas, pero temerosas del poder contrario, ninguna de las dos manadas se atrevía a un ataque directo y se limitaban a darse empujones y pisotones en los que trituraban grandes cantidades de nutrientes. Estos, por su parte, aceptaban de buena gana morir felices por la noble causa de sus verdugos; aunque, en ambos cotos, existían inconformes que preferían ser inmolados con el método opuesto. A estos inconformes se les conocía como orquistas o chacalistas, dependiendo del modo de exterminio de su preferencia.

No obstante, a muchos no les agradaba la idea de servir como alimento y pensaban que podía existir otra alternativa que les permitiera vivir tranquilos, sin orcas ni chacales y sin la amenaza de morir aplastados en caso de un enfrentamiento abierto entre las dos manadas.

 

¡Y entonces llegó El Libertador! (decía una canción de aquel tiempo).

 

El tirano de una isla fue derrotado por El Libertador que  comenzó a hacer justicia a su pueblo y que se declaró independiente de orcas y chacales. ¡La ilusión de un mundo sin guerra, sin egoísmos y sin hambre se hacía realidad! La humanidad se alborozó y cada día mas y mas gente se unía a la tercera vía, la que no conducía a las fauces de orcas ni chacales. La humanidad había dicho ¡Basta! Y se había puesto a andar.

 

Pero esto no gustó ni a unas ni a otros. Los chacales, que habían perdido al tirano que les proporcionaba casinos para lavar dinero, putas y playas paradisiacas, fueron los mas irritados y rodearon ferozmente la isla, mientras acusaban de orquistas a todos los partidarios de la tercera vía. Las orcas, mas sutiles, se limitaron a socavar desde dentro esperando que la presa cayera.

 

Debe ser muy duro pasar la vida esquivando las dentelladas de una jauría de chacales voraces y ávidos de venganza. El caso es que un día El Libertador cambió su nombre a El Comandante y se alineó con las orcas.

La tercera vía se cerró. La ilusión se perdió.

 

Aun así, muchos (cada año, menos) conservaron la esperanza y se reunían para festejar el día en que el Mundo tuvo la oportunidad de cambiar, el día de La Ilusión Perdida..

XXX

La enemistad entre orcas y chacales servía, a veces, para obtener algunas ventajas. S.M. El Golfo, antecesor del Señor Presidente en los altos designios de dirigir los supremos destinos de La Patria, había coqueteado, en diversas ocasiones, tanto con orcas como con chacales para hacer su voluntad… dentro de lo posible.

 

Pero el Señor Presidente no era así; no se prestaba a dobleces. El era chacalista de corazón y odiaba hasta el simple olor de los orquistas, no entendía como esos seres deleznables querían alterar el orden, la prosperidad y las buenas costumbres imperantes en La Patria.

 

Dentro de su pequeño coto de caza particular, el Señor Presidente se autoconsideraba como un gigantesco chacal, aunque en presencia de los chacales realmente grandes metía el rabo entre las piernas y asumía servilmente su papel de humilde depredador diminuto que no llegaba siquiera a la calidad de hiena.

 

Por eso, el día de La Ilusión Perdida resultó perfecto para abrir al máximo las válvulas. Demostraría a los chacales mayores que él también era un gran chacal atacando a los “orquistas” que festejaban el Día (muchos de los cuales creían en la tercera vía, pero no eran orquistas) y atacando simultáneamente a los estudiantes que protestaban por un motivo totalmente distinto. Así sentaba las bases para justificar los pasos siguientes como una noble acción para salvar a La Patria de una terrible conjura orquista.

 

XXX


 

Tradicionalmente las manifestaciones de cualquier tipo de protestas partían de la explanada en que se encuentra el Monumento a la Gran Suplantación y se dirigían a la Plaza Mayor, donde está el Palacio desde el que Su Alteza Serenísima El Señor Presidente dicta a su antojo los destinos de La Nación.

 

Tradicionalmente las marchas no llegaban a la Plaza Mayor, pues desde esta entraban ululando sus sirenas varios carros de bomberos lanzado chorros de agua junto a un  buen destacamento de granaderos, mientras otros arrojaban bombas lacrimógenas desde las azoteas de los edificios que bordean la estrecha calle que conduce al Palacio. Los manifestantes podían escapar por las calles laterales  La Autoridad se manifestaba satisfecha con dispersar a los inconformes.

 

Tradicionalmente, cuando un grupo demasiado rebelde se negaba a dispersarse, los granaderos lo asediaban y perseguían hasta obligarlo a protegerse en algún recinto al que no podrían entrar sin una orden legal, después de un rato para calmar los ánimos, la vigilancia de los revoltosos quedaba encomendada a un par de autos patrulla, que circulaban alrededor de la manzana dando tiempo para que los infractores de la ley escaparan en pequeños grupos.

 

En este caso no hubo tradición.  Mientras un cuerpo atacaba a los orquistas del día de La Ilusión Perdida empujándolos hacia los estudiantes, estos encontraron bloqueadas las salidas por calles laterales y fueron obligados a dirigirse y encerrarse en la única escuela a la que tuvieron acceso, misma que fue bloqueada permanentemente por los granaderos, impidiendo cualquier intento de fuga durante horas, hasta que, pasada la media noche, fueron relevados… por el ejercito.

 

XXX


 

Horas mas tarde, al salir los periódicos matutinos, la ciudadanía pudo enterarse de cómo un nutrido grupo de agitadores orquistas había estado acumulando, en los salones de clase y el techo del edificio, armas de alto poder, de uso exclusivo del ejercito, durante semanas (sin que ni los demás estudiantes, ni los maestros, ni el personal administrativo y ni siquiera los encargados de limpiar el edificio se dieran cuenta), razón por la cual había sido necesaria una intervención militar para restablecer el orden.

 

La mentira era tan burda que nadie se la creyó. Pero esto era lo que en verdad se buscaba; indignar a la gente, provocar que protestaran para identificar posibles peligros, eliminar a quienes no fueran dignos de ocupar el trono que pronto dejaría el Señor Presidente y, al final, ejercer una represión que dejara otras seis generaciones de derrotados para que el Delfín recibiera un país en calma.

El procedimiento había funcionado en el pasado y seguiría funcionando en el futuro.

 

 Ya no se hablaba de uno o dos muertos y algunos desaparecidos, sino de bastantes muertos y muchos desaparecidos. Ya no se pedía la destitución de algún jefecillo policiaco sino de que el gobierno entero rindiera cuentas. Ya no se hablaba de marchas sino de una huelga general de estudiantes. Se olvidaron las viejas rencillas entre las dos principales instituciones de educación superior, fomentadas artificialmente por una competencia “deportiva” que, en el fondo, servía  para mantener grupos de choque. Las demás escuelas, públicas y privadas, se unieron al movimiento. Los maestros apoyaron a sus alumnos. Los amantes del arte y la historia, indignados por ver hecha añicos la puerta de la escuela tomada (clasificada como patrimonio artístico nacional) también se unieron. Los familiares de los estudiantes, enterados de primera mano, ya no creían lo que la prensa y la televisión contaban. Y, de pronto, todos comenzaron a recordar agravios; desde el borrachín extorsionado por un guardián del orden hasta los petroleros,  ferrocarrileros, profesores, médicos, etc. que habían sufrido cárceles y vejaciones en otros tiempos.

El número de “agitadores profesionales a sueldo de una potencia extranjera” crecía de día en día, pero el Señor Presidente estaba convencido de la necesidad de abrir las válvulas. El vapor que salía por ellas tenía el color y el olor de la sangre y el silbido que producía semejaba gritos de dolor y tiros.

¡Todo sea por el bien de La Patria! –suspiró- ¡Es la hora de cazar!.

 

XXX


 

El Alcalde estaba seriamente preocupado. La opinión pública lo consideraba como el principal responsable de lo ocurrido y los estudiantes pedían su renuncia. Llevaba mucho tiempo en la política, por lo que sabía perfectamente que el único momento en que la opinión pública supera en importancia a un bledo, es cuando El Partido designa al “Candidato Electo de la República”. Sus sueños de ponerse la banda presidencial, que ya se había mandado hacer, corrían peligro. Por tal motivo, se apresuró a reunir a los trabajadores de limpia de la ciudad y tras felicitarlos por su labor les dijo: “Algunos sediciosos están propalando el rumor de que hubo muertos en la manifestación pasada; ustedes que salen a las calles en las primeras horas de la mañana ¿han encontrado algún muerto por la calle o, al menos, algún charquito de sangre? Quien tenga alguna noticia al  respecto puede denunciarla en la Caja de Despidos” Y señaló hacia la ventanilla donde fumaban plácidamente un buen número de fornidos agentes de seguridad.

Los reporteros presentes en el acto atestiguan que nadie vio nada fuera de lo común.

 

XXX


 

No podía controlar su rabia.

¡Los estudiantes deben dedicarse a estudiar!.

 

Si alguna vez tuvo aspiraciones presidenciales, ya las podía olvidar. Los alborotos en la calle eran la evidencia de que no había sabido cumplir con la misión que le encargara el Señor Presidente al nombrarlo Ministro de Educación.

 

¡Los estudiantes deben dedicarse a estudiar… pero no a pensar!.

 

Había hecho su mejor esfuerzo; los estudiantes debían memorizar interminables listas de ríos y cordilleras, naciones y sus capitales, huesos y vísceras, especies y razas de hierbas y bichos, dinastías de reyes y presidentes, leyes humanas que nunca se cumplen y leyes naturales que no se deberían cumplir, fórmulas matemáticas sacadas de algún sombrero mágico y ¡hasta catálogos de artistas de diferentes tipos incluyendo sus obras completas!

 

Todo eso está muy bien; nos permite distinguir entre una persona refinada y un patán y sirve para despertar el interés de la gente cuando La Meca del Cine nos envía alguna superproducción apegada fielmente a la historia, como “Espartaco y Robin Hood conquistan la Atlántida”; la simple mención, en el título, de tres nombres aprendidos en la escuela hace que las masas corran a abarrotar las salas cinematográficas, con la consiguiente derrama de dinero, indudablemente benéfica para la economía de la Nación.

 

Incluso eso, tan difícil, de averiguar cuales son “a”, “b” y “c” para substituirlas en la fórmula de segundo grado resulta útil en algunas actividades industriales. Pero preguntarse de donde salió esa fórmula o preguntarse porqué no usamos alguna otra fórmula mas sencilla… Eso ya es pasarse, ¡Es subversivo!

 

Por instrucciones del Señor Presidente, el Ministerio de Educación se ha tomado el trabajo de preparar todo un paquete de conocimientos perfectamente digeridos para que los estudiantes se lo traguen sin esfuerzo. ¡No es necesario pensar!.

 

Y sin embargo hay estudiantes que, en lugar de agradecer al Señor Presidente su encomiable labor, se ponen a pensar y quieren explicaciones del porqué de las cosas. Quieren saber mas. ¿Para que, si el Señor Presidente ya determinó lo que es útil y lo que no? ¿Qué objeto tiene gastar las neuronas en cosas que no sirven?

¿No entienden que la teoría heliocéntrica, la teoría de la evolución, las leyes de Newton y otras zarandajas son solo supercherías de algún maestro sádico que las inventó con el único propósito de hacer sufrir a los estudiantes y mantenerlos mas tiempo encerrados en las escuelas?

 

Deben aprender cosas útiles; las estrictamente necesarias e imprescindibles para incorporarse después a las fuerzas productivas y vivir honestamente de su trabajo. Pero ¿conmoverse realmente con la belleza de una pintura o una sinfonía, emocionarse con una novela, sufrir por el dolor ajeno, indignarse ante una injusticia, buscar la verdadera causa de lo que sucede y admirarse al descubrir algo de esto, entender lo que dijo aquel sabio o ese filósofo…? ¡Esas son pendejadas!. Para eso se inventó la televisión.

 

Y, peor todavía, ¡pretender aplicar eso a la realidad! Divulgar mamarrachadas sobre la igualdad, la libertad, el respeto a las opiniones de otros y el amor al semejante. ¡Que atrocidad!. ¿A dónde iría a parar el mundo si algo así se materializara?

 

No obstante siguen con su batea de babas: que les cuesta mucho trabajo aprender sin usar el cerebro. ¡La estupidez llevada al extremo!. ¿Qué tiene que ver el cerebro con el aprendizaje? ¡Puros pretextos para ponerse a pensar!.

¡Pensar!. ¡Pensar!. ¿Para que sirve pensar?. Solo para generar males: promover el desorden, la desobediencia, la relajación de las buenas costumbres, la crítica al gobierno y a las instituciones…¡El caos, la anarquía!.

 

En cada aula, en cada biblioteca o museo se debería colocar un gran letrero con letras gigantescas: ¡PROHIBIDO PENSAR!.

 

XXX


 

El Ministro del Interior estaba de plácemes. Su principal rival, por no decir el único, estaba en el centro del repudio popular, que alcanzaba hasta al Señor Presidente; pero él pasaba desapercibido, escondido en una mediocridad anodina que le había permitido cometer toda clase de tropelías sin llamar la atención… hasta ahora. Eso le despejaba el camino hacia la ansiada silla. Acarició la banda presidencial que, al igual que su rival,  había ordenado al mejor sastre de la Nación; se la colocó y se contempló en el espejo. ¡Lo logré!, gritó entusiasmado.

No imaginaba que a los pocos días su nombre aparecería junto al de su rival, como responsable de la política de represión permanente que había caracterizado al gobierno del Señor Presidente.

 

XXX


 Todas las mañanas, a la hora de mayor tránsito vehicular, cuando todos están urgidos por llegar a su trabajo, se cierra la única vía rápida de la ciudad durante un mínimo de media hora, para que el Señor Presidente pueda trasladarse cómodamente desde su residencia hasta el Palacio en que desempeña los altos designios que le encomendó La Patria.

 

Cuando un conjunto de once millonarios en calzoncillos, que portan en sus patas el Honor Nacional, consiguen un glorioso empate con la selección de futbol infantil de algún país diminuto y en pobreza extrema, los medios informativos son los primeros en invitar a toda la sociedad a formar una valla desde el aeropuerto hasta la casa del Señor Presidente, que espera ansioso a los héroes para felicitarlos personalmente. Los mismos medios se encargan de alabar el orgullo y la alegría de la multitud congregada en las calles.

 

Lo mismo sucede cuando un boxeador nacional le parte el hocico a otro extranjero. La muchedumbre sale a la calle a vitorear la inigualable hazaña lograda, siempre, con la ayuda de la Santísima Virgen. El hecho de que el rival se haya tenido que enfrenar, no a uno, sino a dos contrincantes, uno de ellos con poderes sobrehumanos, no demerita en absoluto el espectacular triunfo. Cuesta algo de trabajo imaginar a la Santísima Virgen, símbolo de amor, caridad y dulzura, agarrándose a fregadazos con un orangután fornido y corpulento.

 

Si nos visita algún jefe de Estado se cierran todas las oficinas del gobierno para que los empleados tomen un merecido descanso y se asoleen un ratito de varias horas mientras agitan jubilosos sus banderitas de papel. Las centrales obreras y campesinas acarrean a sus agremiados que, como gente ruda acostumbrada al trabajo pesado, prefieren ruidosas matracas para atronar el aire. Si el visitante tiene simpatizantes, pueden agregarse libremente a la valla para aumentar su tamaño y colorido, detrás, obviamente, de la discreta cadena de protección formada por militares, policías y guaruras (a los que se llama elegantemente guardias de corps) de ambas naciones disfrazados de paisanos.

 

En ninguno de estos casos se ve alterado en lo mas mínimo el tránsito; todos los habitantes de la ciudad viajan a toda velocidad, sin ningún contratiempo, cómodamente sentados, ya sea en su automóvil particular o en el transporte público de su preferencia, sin aglomeraciones y respirando al aire puro de la atmósfera mientras contemplan el nítido y transparente cielo azul. Ni siquiera los agentes de tránsito que, aburridos por la monotonía de su trabajo, toman los semáforos para jugar a los embotellamientos, consiguen afectar el flujo perfecto de los vehículos.

 

Tampoco hay cambios en la actividad productiva. Los negocios siguen su curso normal, las ventas no se alteran, los empleados aprovechan su don de ubicuidad para estar en la calle celebrando lo que haya que celebrar y, al mismo tiempo, permanecer en sus puestos de trabajo laborando afanosamente.

 

El tránsito y la economía (micro y macro) son dos de los grandes milagros nacionales. Nada los daña, nada los afecta. Son tan perfectos que los podríamos calificar de perfectamente perfectos si no fuera por su vulnerabilidad a las manifestaciones. El mas pequeño alboroto provocado por los inadaptados transgresores de la ley hace que la atmósfera se ennegrezca con toda clase de gases contaminantes, que la suciedad emerja por doquier, que los negocios cierren y reporten pérdidas millonarias, que baje la bolsa y se devalúe la moneda, que los flamantes autobuses desaparezcan y la gente tenga que viajar apiñada en viejas unidades surgidas súbitamente… ¡La muelte, chico, la muelte!

Por eso se entiende que los informadores monten en justa cólera y salten a la palestra, verdes de coraje, con los ojos inyectados de ira, lanzando espumarajos de rabia, para anunciar la nefasta nueva:  ¡CAOS VIAL!

Y que descarguen su furia y su desprecio contra los zánganos agitadores que arruinan a La Nación. ¡El Paraíso destruido por un grupillo de irresponsables!.

Lástima que no haya pena de muerte… oficialmente.

XXX

 

Los días que siguieron fueron de marchas, mítines, escaramuzas, movilizaciones… Tal como se esperaba; era el requisito para engrasar las válvulas antes de cerrarlas. La campaña contra los revoltosos  y a favor del orden subió a su máximo nivel; la gente bien clamaba por la restitución de la tranquilidad a cualquier precio y el gobierno “se veía obligado” a actuar contra los infractores del orden prodigando alegremente macanazos, balazos y ordenes de aprehensión. Todo marchaba perfectamente, como en cada cambio de gobierno. Y sin embargo…

 

XXX


 

En una de las muchas escaramuzas de aquellos días, los estudiantes, armados con manos, paraguas y algunos palos y piedras, se vieron sometidos al fuego cruzado de los fusiles de granaderos y militares. Normal, dentro de lo que cabe; pero algunas balas del ejército alcanzaron a varios miembros de los granaderos causándoles la muerte…

 

A lo largo de la historia, muchos policías (buenos y malos) han “caído en cumplimiento del deber” sin que los periódicos les dediquen una triste nota en los ovituarios y sin que sus viudas y huérfanos reciban una miserable pensión,

 

No fue éste el caso. Los caídos, en lujosos féretros cubiertos con el Lábaro Patrio, fueron reunidos en una plaza pública, donde, tras emotivos discursos realzando su valor y su labor patriótica, recibieron el homenaje de las 21 salvas de honor destinadas a los héroes de La Patria, antes de ser escoltados por el pleno del cuerpo policial entero, encabezados por El Alcalde, hasta su última morada.

 

El contraste entre  la muerte anodina de los gendarmes comunes y la de estos “héroes  de La Patria” fue notorio. ¿Qué se pretendía?.¿Resaltar el contraste entre  unos y otros? ¿Demostrar que no es lo mismo caer  en el simple servicio público y comunitario, que caer en el Cumplimiento de los Sacrosantos  Deberes de Servir a La Patria rompiendo cráneos y costillas de siniestros alborotadores?.                 

 

XXX


 

Para la opinión pública quedó claro que aquello era un ¡YO ACUSO!.. ¿Pero a quien iba dedicada la acusación? ¿A la figura intocable de Señor Presidente, jefe “nato” de las Fueras Armadas?, ¿al Ministro de la Defensa, que había recibido de su superior la orden de representarlo en todos los asuntos castrenses y que se había tomado la liberad de ignorar a El Jefe para desarrollar sus propias aspiraciones políticas?, ¿al Ministro del Interior, responsable de la paz y el buen funcionamiento de La Nación que ahora se encontraba en un caos de lo menos funcional y pacífico y quien tenía a su cargo todo un conjunto de organizaciones secretas destinadas a vigilar, perseguir, encarcelar, torturar, y eliminar a “sediciosos” sin dar cuentas a nadie?

 

¿Qué papel jugaban estas organizaciones en la infiltración, el sabotaje y las “provocaciones” de los estudiantes?; ¿Había sido alguna de estas organizaciones secretas la encargada de disparar a  los policías muertos en “la patriótica labor de masacrar estudiantes sediciosos”?

 

De las cenizas del Ministro de Educación  no había que preocuparse; pero, sin duda algunos miembros de la Corte de El Señor Presidente, que no tenían muchas posibilidades de llegar al codiciado Trono, veían ahora con beneplácito el derrumbe de los “delfines” y movilizaban a sus grupos de  allegados tanto para su ascenso como para el descenso de sus rivales. El nombre del Ministro de Gobernación, oculto en su mediocridad hasta ese momento, comenzó a aparecer por todas partes, asociándolo a la ineficiencia para mantener el orden. Tanto él como El Alcalde eran los principales causantes del caos actual; ninguno de los dos tenía la capacidad necesaria para dirigir los sublimes destinos de La Nación.

 

El “YO ACUSO” fue fácil de borrar diluyéndolo entre las nuevas protestar y los nuevos actos de represión/provocación; no así las aspiraciones al Trono de quienes ya las habían perdido.

 

XXX

La gente bien siempre se ha sentido molesta con las palabras altisonantes y los insultos, especialmente cuando van dirigidos a las autoridades que representan el “orden” y las “buenas costumbres”. Los estudiantes, poco respetuosos, solían abusar de un lenguaje que, aunque muy castizo, voila las leyes del bien decir impuestas por el Manual de Carreño.

Para evitar estas críticas, magnificadas por los medios interesados en demostrar que los sediciosos transgresores del orden no eran mas que un reducido número de gañanes, incultos y majaderos, se decidió hacer una Gran Marcha en la que participaran estudiantes, maestros, intelectuales, artistas, oficinistas, obreros y campesinos inconformes, público en general y familiares de todos ellos…incluso orquistas. La marcha debería demostrar que los manifestantes no eran un pequeño grupo de revoltosos, sino una gran parte de la sociedad manifestándose contra la arbitrariedad del Gobierno, la brutalidad de sus fuerzas represivas y la mentira sistemática de los “informadores”. Se tomaron todas la medidas para garantizar el orden. Cuerdas que separaban a los manifestantes del numeroso público que asistió a verlos, comités que imponían el silencio para evitar insultos y palabras altisonantes, se restringió la incorporación a desconocidos dentro de los grupos formados por los alumnos, maestros o trabajadores de alguna escuela, gremio o sindicato.

 

Aunque la marcha fue kilométrica y cansada (desde el Museo de las  Grandezas Pasadas hasta la Plaza Mayor), jóvenes, adultos, ancianos y niños desfilaron con la alegría de la esperanza en un mundo mejor y con la conciencia de que el pacifismo y el respecto, junto a la gran cantidad de asistentes, evitaría un baño de sangre. La Marcha del Silencio fue un existo.

Pero no para todos. Los ingenuos que había asistido a la congregación en sus propios automóviles y los habían dejado en un estacionamiento PARTICULAR, los encontraron con los cristales rotos a culatazos y las láminas y llantas perforadas a bayonetazos. Un paso mas en la escalada de provocación violenta por parte del gobierno.

XXX

 

Como en ocasiones anteriores, el Ministro de Educación amenazó con la pérdida del año escolar. La medida siempre había sido efectiva para desalentar a muchos estudiantes que, por temor a repetir los cursos, se arrepentían de la huelga. Pero esta vez no surtió efecto. Lo mismo ocurría con otras formas de coerción exitosas en el pasado. ¿Qué sucedía?

 

El gobierno había maniobrado eficazmente en la provocación a los estudiantes y en la cacería de brujas; era, pues, el momento de terminar con la huelga. Los “informadores” habían cumplido con su misión de satanizar a los delincuentes que alteraban el orden siguiendo las consignas de potencias extranjeras dispuestas a introducir sus ideologías exóticas para desestabilizar a La Nación. El consenso de todos los patriotas debería exigir la inmediata represión de ese grupillo de zánganos transgresores de la ley. Y, sin embargo, esto no sucedía. Cierto que la mayoría permanecía tan indiferente a todo como un cadáver. Cierto que muchos, aleccionados por la televisión, solo servían como cajas de resonancia, como ecos, de los slogans gubernamentales repetidos hasta la saciedad. Pero el movimiento estudiantil crecía, los inconformes no eran solo estudiantes, sino una buena parte de la sociedad y cada día eran mas.

 

¿Se atascaron las válvulas?

 

XXX

¡El colmo! ¡Esto es el colmo! . El Señor Presidente estaba que trinaba. No podía concebir un desacato tan tremendo; una falta de respeto tan grande hacia La Autoridad, que él representaba. Se había encontrado la oportunidad perfecta para terminar con la sedición y los mismísimos empleados públicos, los fieles servidores del Estado la habían echado a perder.

En una de tantas manifestaciones, los estudiantes tuvieron la osadía de izar una bandera de huelga en el asta que se levantaba en el centro de la Plaza Mayor. Era el motivo ideal para demostrar que su movimiento era subversivo y antipatriótico. La oportunidad soñada para congregar a toda la nación en defensa de los sacros intereses de La Patria, amenazados por un grupillo de agitadores profesionales vendidos al oro de las orcas. El momento sublime de convocar a todos los patriotas, amantes del orden y las buenas costumbres, para acabar con el caos provocado por los alborotadores enemigos de la paz y el progreso.

¿Y quienes mejor que los empleados del gobierno para encabezar un acto solemne y multitudinario de repulsa a los apátridas y de desagravio a la bandera nacional? Las oficinas gubernamentales quedaron totalmente vacías. Jamás se habían visto tantos camiones repletos de burócratas dirigiéndose a la Plaza Mayor. ¡Ni siquiera en los triunfales momentos en que el emperador en turno coronaba a su Delfín!

 

Quizá los burócratas iban pensando en sus hijos que, en ese momento, se reunían en alguna escuela con los hijos de otros empleados del gobierno o de empresas privadas, para hacer un recuento de los compañeros muertos o desaparecidos; quizá los burócratas iban pensando  en lo exiguo de sus salarios, en las arbitrariedades a que se veían sometidos… quizá solo iban PENSANDO. El caso es que en vez de agradecer al Señor Presidente la magnanimidad de permitirles vivir, en lugar de acatar sumisamente las instrucciones de quienes les ordenaban como ser patriotas, se pusieron a gritar: “No vamos, nos llevan” y, ya en la Plaza comenzaron a lanzar balidos imitando a borregos.

Fue necesaria una carga de tanques para terminar con el fallido acontecimiento.

XXX

¿Qué pasa con ustedes? – espetó El Señor Presidente - ¿No es suficientemente dadivoso el gobierno? ¿Piensan que podemos prescindir de una parte de nuestros ingresos ¡que tanto esfuerzo hacemos para sacárselos al pueblo! y dárselos a ustedes con el propósito de que controlen los cerebros del pueblo sin obtener ningún resultado? ¡Esto no puede seguir así!

 

Lo sentimos – se atrevió a interrumpir el gran gurú de los medios de comunicación, a quien sus colegas llamaban El Maestro, pues de él habían aprendido la mentira y la abyección – Hemos hecho todo lo posible por convencer al público de la horrible conspiración de las orcas tendiente a desestabilizar el orden y el progreso de La Nación. Hemos recurrido a las historias mas truculentas para infundir pavor ante la sola mención del orquismo: que se comen a los niños vivos, que te quitan tu casa, que son ateos, masones y judíos ¡hasta hemos dicho que son negros!... Pero nada resulta; es como el cuento del pastorcito y el lobo; ya nadie se cree que viene el lobo.  Quizá hemos abusado un poco del temor al orquismo; tenga en cuenta que aproximadamente el 70% de la población ha sido acusada de orquista en algún momento y por cualquier motivo.

 

¡Pues entonces échenle la culpa a los chacales! – vociferó El Señor Presidente - ¿Acaso no tienen los chacales una Agencia de Invasiones Internacionales? ¡Digan que esa Agencia pretende sabotear El Gran Campeonato para hacer quedar mal a nuestra querida Nación! ¡Y si eso no da resultado acusen a son los marcianos! ¡Pero urge inventar una conspiración venida del exterior; una conspiración que aterrorice al pueblo y lo haga venir a implorar nuestra ayuda para salvarlo! ¡Para eso existen los fantasmas, para asustar a los tontos!.

¡Si el pueblo pierde el miedo, nos vamos todos a la mierda!

 

¿No estará esa conspiración en los pasillos del Palacio; no serán los delfines los conspiradores en su afán de poder? – susurró alguien, pero nadie lo oyó.

XXX


 

El General Ateneo Minervo se presentó a cumplir con su deber. Tenía fama de ser el militar mas culto del mundo, pues casi toda su vida había estado en centros educativos de alto nivel, siempre contribuyendo a restablecer el orden y la disciplina resquebrajados por los sediciosos de distintas épocas. Sus aguerridas huestes solo mostraban miedo ante el temor de que los pasaran al pizarrón.

 

Ahora se le presentaba la prueba máxima, tomar la institución educativa mas importante del país.

Ya había incursionado varias veces en la que ocupaba el segundo lugar en número de alumnos y donde la mayoría de estos eran de origen humilde, lo que permitía una mayor libertad de acción sin despertar críticas. Pero a lo que se iba a enfrentar en los próximos días eran palabras mayores: la población estudiantil era casi el doble y el mejor nivel económico de los estudiantes ponía en riesgo la discreción de la operación; no faltarían, sin duda, los padres que protestaran por el maltrato a sus hijos y que tuvieran las influencias suficientes para provocar un escándalo.

Además, entre el profesorado se encontraba la crema y nata de los artistas, filósofos, científicos y demás gente de mal vivir que tenían un renombre nacional y, a veces, internacional. La probabilidad de hacer ruido y llamar la atención de los defensores de derechos humanos y otros ociosos fuera del país era muy alta.

 

En ambas instituciones, que deberían ser tomadas simultáneamente junto con otras de menor cuantía, el profesorado no solo apoyaba y alentaba a los revoltosos, sino que se había unido a ellos y participaba abiertamente en asambleas y marchas.

 

Para colmo, había sido necesario darle un buen tirón de orejas a un grupo de militares en activo, incluso de alto rango, que se sentían orgullosos de que sus hijos e hijas (pinches viejas marimachas y escandalosas que se querían escapar de la cocina) participaran en el movimiento.

 

Por último, estaba El Rector. Las altas autoridades de los otros centros de educación sabían como conservar la chamba y habían permanecido calladitas y en la oscuridad. En cambio El Rector, que dirigía la universidad principal, se había puesto a la cabeza de una marcha que condujo de ida y vuelta alrededor de la casa de estudio. Fue una marcha breve; lo cual desconcertó a quienes tenían experiencia en manifestaciones y esperaban un recorrido kilométrico de varias horas de duración (así se planeó inicialmente; el destino era El Palacio, en el centro de la ciudad), pero el efecto producido resultó mucho mas notorio. El orden fue perfecto, no hubo insultos a los gobernantes y los informadores no pudieron azuzar a su público en contra de los vándalos creadores de desastres viales causantes de incalculables pérdidas económicas. Según se supo después, si la marcha hubiera seguido mas adelante la represión habría sido brutal.

 

Se requería planear una estrategia rápida, segura y silenciosa que no diera pábulo a críticas. Primero al Norte, pensó, ese ya es territorio conocido y podemos repetir las tomas de El Casco y El Ejido como ya lo hemos hecho. Después al Sur, habrá que estudiar el terreno, se recomienda la nocturnidad. ¿Dejaré Faraontitlan para el final?. El General Ateneo Minervo se sumió en hondas cavilaciones.

 

XXX


 

Con la toma de las escuelas, la estrategia de los estudiantes cambió. Decidieron organizar su propio mundo, un mundo en que todos tuvieran cabida: obreros, campesinos, profesionistas, oficinistas, estudiantes… Un mundo sin una casta divina que devorara a los demás.

 

Formaron brigadas informativas  y recorrieron calles, plazas y mercados, destruyendo las mentiras de la prensa oficial. Día a día la conciencia de la gente aumentaba. Día a día la repulsa contra El Supremo Gobierno y sus instituciones de “información” y represión era mayor. Las válvulas se habían atascado, el vapor salía de las ollas con una presión que amenazaba reventarlas. La operación para garantizar el cambio pacífico de presidente se había salido de control. ¿Dónde estaba la falla?.

 

El primero en reaccionar, fue Don Perpetuo. Movilizó su antiguo ejército de gorilas, ampliamente experimentado en golpear, asesinar y desaparecer obreros disidentes e inconformes, y lo lanzó a las calles para combatir a las brigadas estudiantiles. No obstante, no tuvo mucho éxito

 

XXX

 


El Oráculo era el máximo ideólogo de un partido sin ideología.

En ese instante era el centro al que se dirigían las miradas de todos los que ocupaban la larga mesa de reuniones del palacio.

 

No despertemos al pueblo bronco – dijo y calló mientras meditaba.

 

Los concurrentes lo observaban en silencio. Las caras adustas y preocupadas denotaban la importancia de la junta. Se trataba de cerrar las válvulas que, inexplicablemente, se negaban a cerrarse; el peligro de una explosión era inminente. En aquella quietud  tensa, los únicos movimientos eran los de la mesa que, de vez en cuando, saltaba por efecto de alguna  patada soltada bajo ella.

 

Aquí – continuó – todos sabemos que los nombres de duque, marques, conde y demás títulos de la antigua aristocracia han sido cambiados por los de ministro, gobernador, senador, líder sindical, “comunicador”, gran empresario, etc. A parte de esto, la única diferencia entre monarquía y democracia es que nosotros no utilizamos pelucas ridículas.

 

Aunque decimos que somos servidores del pueblo, es éste el que nos sirve a nosotros. Para ello, nuestra herramienta mas efectiva es el temor a lo desconocido; inventamos conspiraciones para que no se den cuenta que nosotros somos los conspiradores; inventamos terroristas cuando nosotros somos los terroristas; inventamos el amor a La Patria para ocultar nuestro amor al poder y el dinero y en el nombre de esa Patria, que nos importa menos que un comino, masacramos a miles o millones de jóvenes ilusos. Todo es válido para mantener nuestros privilegios.

 

Y, también, todo es válido cuando surge una disputa interna entre  nosotros. Pero hay que saber engañar, hay que ser sutil. De otra forma el populacho termina por darse cuenta. Esto es lo que ha sucedido en estos días; abrimos las válvulas para soltar presión, pero lo hicimos de una manera tan violenta y tan mentirosa, que nuestras víctimas se dieron cuenta de la manipulación. La chusma está tomando conciencia y eso es un peligro para nuestros intere… ¡Perdón!, corrijo, para La Patria.

 

La conciencia es como esas bolas de nieve que, al rodar, van creciendo. Afortunadamente el problema todavía es pequeño y estamos a tiempo de detenerlo. Podemos aplastar la bolita de nieve o disolverla haciendo algunas concesiones… temporales, por supuesto. Yo me inclino por lo último; busquemos un heredero al trono que no esté señalado por sus acciones en este conflicto; dejemos descansar un rato, en la sombra, a los repudiados por los estudiantes, cesemos o enroquemos a los policías mas violentos; en fin, negociemos algunas de sus demandas. Un poco de atolito en el dedo y todo se calmará.

 

 En algunas bocas aparecieron sonrisas de satisfacción. De algunos ojos salieron chispas de rabia. Solo la cara de El Señor Presidente permanecía imperturbable.

 

XXX


 

 

La Explanada de la Cultura y Civilización Universales empezaba a llenarse. Se había acordado una tregua unilateral hasta que terminara El Gran Campeonato. A los estudiantes les interesaba este importante evento tanto como al resto de los habitantes. No siempre se tenía la oportunidad de disfrutarlo de tan cerca a través de la televisión; era, casi, como verlo en vivo, aunque los precios de las entradas no permitían esta clase de lujos.

Cada cuatro años los países mas industrializados y poderosos del orbe se reunían en una sana competencia para exhibir los últimos adelantos de las ciencias bioquímicas, provocando el asombro y admiración de los simples mortales que, acostumbrados solo a actividades deportivas menores como tratar de alcanzar un autobús en marcha, sortear los baches y grietas en las banquetas sin caer en ninguna coladera destapada o caminar por alguna calle con el agua a la cintura (la máxima hazaña cotidiana era echarse al hombro una lata de 5 litros de cemento para hacer malabares sobre una tabla de madera podrida situada en un quinto o sexto piso), contemplaban absortos y maravillados la velocidad y capacidad de carga de aquellas masas antropomorfas fabricadas con hormonas y anfetaminas.

Además, estaba en juego la bien ganada fama de hospitalidad de los ciudadanos, siempre dispuestos a ceder al huésped las mejores playas, los mejores mariscos, las mejores carnes, las mejores frutas, sin olvidar por un solo momento LA NACIONAL ALEGRÍA reforzada por el tonificante consumo de bebidas de moderación anunciadas inmoderadamente en radio y televisión.

Era necesaria una tregua para evitar que algunos reporteros desaprensivos fueran a meter las narices en asuntos que no les incumbían y que salieran con ellas rotas y sangrantes, como les había sucedido ya a algunos, que terminaron en el hospital.

La tregua abriría un espacio de reflexión y paz. Los extranjeros que visitaban el país podrían gozar tranquilamente de El Gran Campeonato.

La Explanada de la Cultura y Civilización Universales se iba llenando no solo de estudiantes, sino de familias enteras que, confiadas, aprobaban el establecimiento de la tregua. El ambiente era festivo.

¡FALTABAN DIEZ DÍAS PARA EL GRAN CAMPEONATO!

 

XXX

 

 

 

 

 

publicado por cog1937 a las 02:00 · Sin comentarios  ·  Recomendar
01 de Junio, 2013 · SOCIOLOGIA



 

 

 

 

 

 




publicado por cog1937 a las 02:33 · Sin comentarios  ·  Recomendar
29 de Mayo, 2013 · LITERATURA





PRÓLOGO

Esta obra se escribió en 1988 y nunca ha sido editada.

 Cansado de gastar tiempo y dinero haciendo copias (no entiendo el motivo de la alergia a los CD’s y correos electrónicos, pero agradezco que no exijan que  los escribamos con pluma de ganso y en papiro) para diversas editoriales que, generalmente, ni siquiera leían el libro pero que me citaban entre dos y seis meses después para hacerme perder el tiempo y decirme que no les interesaba, decidí debutar como “editautor” y publicarla por mi cuenta. La falta de recursos económicos me obligó a hacer un resumen de la obra y publicarla por partes, reviviendo la idea de las “novelas por entregas” empleada en el siglo XIX. Solo edité la primera parte, pues la experiencia me demostró que los distribuidores  y dueños de librerías se dividen en dos grupos: los que solo aceptan “best sellers” (muchas veces “bestial sellers”) de venta rápida y dinero fácil y los que esconden las obras nuevas en lo mas recóndito de las librerías (casi siempre en la bodega) para evitar que algún posible lector se entere de la existencia del libro.

Todo esto me llevó a la conclusión de que lo mejor es publicar E-Books gratuitamente en Internet; al menos habrá algunas personas que se interesen  y, quizá, compartan mis opiniones. De todas formas, considerando que los autores solo reciben el 6%  del precio del libro, nunca pensé en hacerme rico como escritor (aunque no me caerían mal unos cuantos pesos).

Publico aquí la edición resumida, mientras actualizo la obra completa que prometo editar próximamente.

 

 

 










 

 

FIN

 

 

publicado por cog1937 a las 00:36 · Sin comentarios  ·  Recomendar
27 de Mayo, 2013 · HUMOR






publicado por cog1937 a las 04:02 · Sin comentarios  ·  Recomendar
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